Todos los países europeos tienen tasas de natalidad demasiado bajas para poder mantener el actual nivel de población, según se desprende de un análisis dado a conocer ayer por el Instituto Max-Planck de Investigación Demográfica en la ciudad alemana de Rostock.
Según ese estudio, semejante evolución demográfica está en estrecha relación con el cambio en las políticas familiares y la dominancia de valores seculares y más tolerantes. Revela también que el porcentaje de nacimientos es mayor en las regiones norte y oeste que en el resto del continente. Así, sólo Francia, Gran Bretaña, Irlanda y los países nórdicos, con niveles de natalidad de entre 1,8 y 2 hijos, se acercan al denominado "nivel de reemplazo", de 2,1 niños por mujer.
Las naciones de habla alemana y los demás países del centro, este y sur de Europa registran índices de natalidad muy inferiores, de entre 1,3 y 1,5 nacimientos, se agrega en el análisis.
Según los investigadores, la caída de la natalidad se debe entre otros a que hoy en día se espera más tiempo hasta formar una familia, porque en muchos casos se prolonga la fase de formación o se sufre precariedad laboral.
"En los países nórdicos, donde la infraestructura para el cuidado de los menores está muy bien desarrollada y donde los hombres asumen con mayor frecuencia que en otras partes de Europa la educación de los niños y las tareas del hogar, la decisión de tener hijos es más fácil", destacan los investigadores en el estudio, publicado en una edición especial de la revista "Demographic Research". (DPA)