ESTAMBUL/EL CAIRO.- La ofensiva terrestre israelí en la Franja de Gaza hiere en lo más profundo a los árabes. Desde Marruecos a Damasco hacen pública su indignación, en discursos políticos, manifestaciones y campañas de donaciones para los palestinos, por los que sienten compasión por su inferioridad militar.
Muchos árabes se sienten también personalmente humillados por la incursión israelí porque, más allá de protestas y acciones de ayuda humanitaria, no pueden hacer nada al respecto.
Los árabes saben que las pocas armas políticas que tienen a disposición no son muy útiles, porque aquellos que tienen acceso a las mismas no están preparados para utilizarlas. Tanto Egipto como Jordania no quieren romper sus relaciones diplomáticas con Israel.
Sólo le queda a los gobernantes de Arabia Saudí y otros estados árabes exportadores de petróleo cortar el suministro a Europa y Estados Unidos para incentivarlos a que intervengan.
Aquellos árabes que cuando en septiembre de 2005 los soldados y colonos israelíes desocuparon la Franja de Gaza presumieron que se trataba sólo de una jugada táctica ahora sienten que sus sospechas fueron confirmadas.
Incluso Turquía, a la que muchos árabes miran con desconfianza por su colaboración económica y militar con el estado judío, tuvo ahora palabras críticas hacia Israel.