ZAPALA (AZ).-El conflicto por la superpoblación de perros y sus efectos colaterales parece no tener solución en esta ciudad. Desde hace años, el universo canino crece sin mayor control que el que ejercen los usuarios responsables. El Estado mostró hasta aquí pocos reflejos y la definición de "municipio no eutanásico" adoptada en la última revisión de la Carta Orgánica no trajo alivio a la problemática.

La reciente sanción de una ordenanza por parte del Concejo Deliberante local para regular la situación surge como una esperanza aunque su aplicación dependerá en buena medida de los recursos que aporte el Ejecutivo y la decisión política de enfrentar el tema.

De acuerdo a los últimos registros oficiales la cantidad de perros en la localidad de Zapala supera ampliamente la media recomendada por la Organización Mundial de la Salud en función de la cantidad de habitantes.

Esta alarmante cifra se puede corroborar fácilmente recorriendo diferentes sectores de la comunidad donde la presencia de canes genera malestar.

Lugares públicos y céntricos como el tradicional Paseo Doña Paca o la plaza San Martín se convirtieron en escenario del ataque de estas jaurías que lastimaron en numerosas oportunidades tanto a personas mayores de edad como a criaturas.

En las zonas más alejadas al centro de la ciudad la conflictividad se repite como un calco. Los animales sin dueño que deambulan en busca de comida revolviendo entre la basura son una postal que se ha convertido en un clásico.

Desde el Concejo Deliberante local se puso recientemente manos a la obra en la sanción de una ordenanza que trajera algo de alivio frente a los sucesivos reclamos de los vecinos.

Fue así como se aprobó una iniciativa construida en forma conjunta por el edil Oreste González (Concertación) y el médico veterinario y titular del área de Bromatología, Jorge Somaré, donde se establecen una serie de pautas de convivencia que abarcan desde la tenencia responsable de las mascotas hasta las sanciones económicas que recibirán los propietarios inescrupulosos.

Una de las aristas destacadas del proyecto, que ya entró en vigencia, es la creación de un área de reclusión destinada a aquellos animales sin dueños que se encuentren vagando por la vía pública.

La norma establece que estos perros podrán ser capturados por personal municipal y direccionados hasta este centro que deberá contar con todos los recursos necesarios en materia sanitaria y de alimentación.

Por otro lado, crea la figura del propietario responsable que puede llegar a ser castigado con una multa por no cumplir con una serie de pautas de convivencia.

En este caso, la ordenanza dice que las sanciones recién comenzarán a aplicarse desde abril próximo.