De todos los movimientos políticos del país, el peronismo es el más pragmático. Si sus simpatizantes creen que el líder de turno es capaz de generar los votos que necesitan, la mayoría lo apoyará sin preocuparse en absoluto por sus eventuales preferencias ideológicas, de ahí la transformación de tantos ex menemistas en duhaldistas y de éstos en kirchneristas. Pero, de difundirse la convicción de que el jefe no está en condiciones de garantizarles una cantidad suficiente de votos, dicha mayoría no vacilará un solo instante en abandonarlo a su suerte. Es lo que les está sucediendo al ex presidente Néstor Kirchner y a su esposa. A menos que logren recuperar la popularidad perdida, lo que a esta altura parece poco probable, enfrentarán las elecciones legislativas con buena parte del peronismo militando en la oposición ya que, como señaló el ex presidente interino Eduardo Duhalde, "hay que prepararse para el poskirchnerismo o poscrisis", lo que fue una forma diplomática de decir que la hora de los Kirchner ha terminado y que por lo tanto es forzoso que los peronistas se las arreglen para representar una alternativa clara al "proyecto" de los santacruceños.
Es sin duda por eso que en vísperas del año nuevo el ex corredor de Fórmula Uno, ex gobernador santafesino y actual senador Carlos Lole Reutemann dejó saber que podría interesarle ser candidato a presidente en el 2011. Por ser considerado un dirigente sumamente sensato que siempre ha disfrutado del respeto de amplios sectores de la ciudadanía y por ser su estilo personal y sus ideas tan distintos de los del matrimonio gobernante, la presencia de Reutemann entre los aspirantes a sucederlo en la Casa Rosada ya ha modificado el panorama político frente al país. A diferencia de Duhalde, el que para muchos encarna la vieja política, Reutemann tiene la reputación de ser un hombre sencillo y por lo tanto honesto. Aunque su manera lacónica de expresarse no nos dice mucho sobre lo que se propondría hacer en el caso de que prosperara su eventual candidatura, se supone que sería un presidente conservador que se concentraría en mejorar el funcionamiento de la economía impulsando el sector privado y eliminando trabas burocráticas.
Huelga decir que los Kirchner distan de ser los únicos que tienen motivos para temer que la anotación de Reutemann en la creciente lista de sucesores en potencia contribuya a obligarlos a moderar sus propias ambiciones. También es una mala noticia para otros peronistas de perfil bastante parecido al del santafesino como el bonaerense Felipe Solá y el cordobés José Manuel de la Sota que suponen que, luego del período de progresismo declamatorio y retórica furibunda dominado por los Kirchner, el electorado estará dispuesto a dar una oportunidad a un candidato peronista tranquilo de actitudes centroderechistas. Por lo demás, la candidatura de Reutemann plantearía problemas tanto al vicepresidente y referente opositor Julio Cobos como al jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, que tendrían que competir por los favores del mismo segmento del electorado de clase media sin contar con la ventaja que todavía conservan los peronistas cuando de captar los votos de los más pobres se trata.
En las últimas semanas, la oposición no peronista liderada por Elisa Carrió se ha esforzado por ampliar su oferta electoral acercándose a Macri y a ciertos disidentes peronistas, si bien excluyendo a Duhalde y las figuras que a su juicio están más estrechamente vinculadas con él. De cobrar fuerza la opción supuesta por Reutemann, la jefa de la Coalición Cívica podría verse constreñida a modificar su estrategia, ya que sería de prever que el ex gobernador, que es cauto por vocación, se resistiría a identificarse con la oposición frontal a los Kirchner. A juzgar por sus palabras, Reutemann entiende que le convendría más que la ciudadanía lo tomara por la persona indicada para iniciar una nueva etapa "poskirchnerista" de lo que sería que protagonizara una obra de demolición aunque, es innecesario decirlo, al anunciar que "esta vez sí pensaría" en ser candidato a la presidencia de la Nación en el 2011, Reutemann ha reducido el poder de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de su marido al ayudar a propagar la sensación de que el peronismo moderado, de instintos netamente conservadores, les está dando la espalda.