Ese podría ser el comienzo de un pésimo cuento. O de un mal sueño. ¿A alguien se le habrá ocurrido pensar alguna vez la sola idea de que no existiesen los juguetes?
"Ni loco. Si es lo más lindo que hay. ¿A quién se le podría ocurrir?, replica casi en forma inmediata, hasta con cierto enojo, un amigo de treinta y pico que todavía guarda, en algún rincón de su cuarto de soltero, autitos y motos "de colección".
¿A cuenta de qué viene todo esto?
De la próxima llegada de los Reyes Magos. Esa fecha tan esperada por los chicos para recibir todo tipo de regalos, de todo tipo de parientes.
La fecha más esperada, junto con Navidad y Papá Noel... el Día del Niño... En fin. Las ventas por estos días trepan hasta lo más alto en los comercios y abundan las ofertas para todos los gustos. Autos de todas las marcas y colores, muñecas desconocidas, otras archiconocidas, otras innombrables, juegos de mesa, didácticos, para armar, otros que mezclan un poco de todo...
Pese a esto y la "aaaaamplia" oferta, para nadie es fácil elegir. Por cuestiones de gusto, de indecisión o de efectivo.
"¡Es imposible! Un calvario para mí", se confiesa una madre, cargando con dos nenes de un año y medio y otro de poco más de 5, en plena búsqueda para pasar un 6 de enero "en paz".
"No tengo idea de qué comprar, porque a la larga uno nunca sabe qué es lo que más le puede gustar al pibe. ¿O no?", dice un tío joven, despreocupado, que sólo intenta armarse de paciencia, de unos pocos regalos y huir del apretujado centro de ventas.
"A ella -dice una señora a su lado, señalando una nena de casi dos años- le gusta más jugar con el control remoto de la tele o mi celular que con sus chiches", agrega cansada. "Gastes dos pesos o 100, a veces prefieren una botella de plástico o una pelota vieja, con todo lo que a uno le cuesta elegir".
Y sí. Para los más chicos puede resultar difícil encontrar el "regalo ideal", pero para los más grandes tampoco es fácil.
Sobre todo para aquellos niños tele-adictos, a pesar de sus pocos años, que quieren absolutamente "to-do" lo que la tele les muestra. "¡¡Quiero ése!!¡¡Quiero ése!!", gritan sin parar, en todo momento, inmóviles ante el televisor, o frente a las vidrieras de las jugueterías de moda.
Y lo cierto es que lo que está de moda en el mundo del juguete "es lo que más sale en general", dice la vendedora de un local, en Roca. "Ojo, tanto los originales como las copias. Porque hay muchos juguetes que son tan caros que directamente no llegan, por ejemplo algunos personajes de los dibujitos animados, y sí las imitaciones que... bueno, son imitaciones".
Así como en otros tiempos las camionetas y camiones Duravit, los baleros de madera, juegos como El Estanciero, el Ludo, estuvieron de moda, entre tantos otros, hoy las populares muñecas Barbie siguen al tope de las ventas, junto con las computadoras infantiles, todo tipo de chiches electrónicos y personajes de "Ben 10", una serie animada de moda que tiene atrapados sobre todo a los varoncitos, advierten desde comercios consultados.
"Las leyes del marketing", dicen algunos, que hasta hacen cambiar viejas tradiciones. En medio de tanta publicidad y promoción, incluso los Reyes Magos salieron perdiendo frente a Papá Noel. "Hace 30 años para el día de Reyes se vendía más porque la tradición de los regalos era más para esa fecha. Hace 10 años con todo el marketing de Papá Noel, los regalos se hacen en Navidad y disminuyen para Reyes", explica María Fernanda Salgado, dueña de un local.
En fin, ¿quién no ha sido niño y aprovechó el tiempo para tener entre las manos el juguete soñado? Sea un moderno y lujoso cochecito de Fórmula 1, una Barbie perfecta y puntillosa, una muñeca común y silvestre o un caballito de madera que, insólitamente, ¡no lleva pilas por ningún lado! La sorpresa, ante todo, es lo que sigue haciendo brillar los ojitos de los más pequeños cuando llegan estas fechas y la ilusión se enciende.
Sin embargo, para tantos otros queda el recuerdo de aquellas fiestas, con las costumbres y tradiciones de cada familia. Están los que todavía siguen poniendo el pastito y el agua para los camellos, y aquellos que -en general los más grandecitos- siguen prefiriendo un poco más de realidad y el inolvidable paseo por la juguetería. Sin tanto misterio pero con mayor seguridad, para elegir el regalo soñado.
SILVANA SALINAS
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