No habrá otro año igual. El 2008 abrió la recesión económica mundial y proyectó interrogantes políticos en Río Negro, hoy más oprimida por sus exclusivos desatinos e impulsos.
El 2009 no promete todavía demasiada transformación pública.
Saiz se fue de vacaciones. Insinuó instrucciones y pedido de renuncias. Las dos últimas semanas de enero serán determinantes. Algunos ministros partirán. ¿El recambio alcanzará?
La diáspora oficial motiva al justicialismo. "Hay que esperar. La elección del 2009 será importante, pero tampoco decisiva para el 2011", advierte el equipo del precandidato Carlos Soria, consciente de que el triunfo del FpV en la elección legislativa del 2005 después no se replicó en la del 2007.
Al final del año, Saiz concentró el desamparo, la inquietud y el desagrado del poder. No eran sensaciones nuevas, pero se combinaron con un apunte de perturbación: el derrumbe de su imagen. Creyente en las encuestas y devoto de la evaluación pública, Saiz se sorprendió con los últimos registros del encuestador Ricardo Vignoni: un descenso de 20 puntos en promedio que lo ubica ahora entre un 40 y un 42%. El sondeo lo zamarreó y, finalmente, cayó en la deducción más obvia: las desventuras gubernamentales impactan en su relación con el humor popular. Ahora Saiz admite que su destino está ligado al pasado y presente de sus ministros.
"Algo tengo que hacer", confesó. Pensó en renuncias masivas, que después paralizó cuando esta posibilidad se filtró a la prensa. Tampoco había logrado desentrañar una encrucijada primordial: el impacto de las solicitudes sería importante pero después la frustración sería grande si sólo optaba por las renuncias de tres a cuatro funcionarios, como pensaba.
También Roca detectó la caída en la imagen de Saiz y su gestión, esta ciudad que tanto entusiasma a Soria para su proyección electoral.
El intendente reduce su análisis a una cuestión aritmética. Perdió el gobierno de Río Negro en el 2003 por 5.700 votos y hoy confía en obtener un caudal suficiente con el respaldo roquense, más el trabajo por encarar en Bariloche y Cipolletti. Soria pregona alianzas pero íntimamente sólo se fía de sus virtudes. Repetiría, en concreto, su táctica del 2003, con un actualizado y agresivo plan contra el gobierno. "En la campaña, el oficialismo estará destruido", pregonan.
Soria delineó ese diseño cuando se reunió en El Cóndor con Miguel Pichetto. Dos encuentros, con la participación del legislador e hijo del intendente, Martín Soria.
El senador tiene objeciones globales y particulares. Garantiza apoyos pero exige más apertura y consensos en las resoluciones.
Sobreviven marcadas diferencias. Soria descree de los viejos aliados arriaguistas; Pichetto no cierra esa alternativa. Aquél prioriza el esquema partidario; el parlamentario amplía el frente opositor. El intendente degrada a sus pares municipales; el senador los revaloriza. Hay un saber superior: la Liga arenga la postulación de Pichetto en el 2011. Fue anfitrión de un asado en el balneario y escuchó esa promesa de los intendentes Domingo Garrone, Ariel Rivero y el reginense Luis Albrieu.
Hay un contraste central: Soria desconfía, pero descarta esa postulación. El senador no la desestima y se entusiasma. Pide paciencia cuando lo alientan. Sabe que lo suyo está atado al futuro del gobierno K. Nada es gratuito. Entiende que la postulación a Diputados del 2009 debe emanar de los intendentes. Rivero y Garrone se anotan.
Se distancian en otras artes. Pichetto convalida el estilo de denuncias aunque prefiere seducir al electorado con más proyectos y candidatos. "Aquello ya no nos alcanzó", recuerda. Soria -con el presidente del bloque Carlos Peralta y su hijo Martín- machaca en acusaciones para debilitar al oficialismo. Se entregan a ese instrumento y amenazan con su uso también para disciplinar a jefes comunales del PJ críticos con el roquense.
Seguirán hablando durante enero en referencia a las visiones discrepantes. Falta aún para construir un acuerdo.
Saiz y el oficialismo conforman otro dilema en sí mismo.
¿El radicalismo podrá contener su dispersión? Será difícil. Si no lo logra, el partido volverá a ser intervenido y la UCR rionegrina se ramificará en dos candidatos en las elecciones de este año.
El mandamás nacional de la UCR, Gerardo Morales, envió un recado al flamante presidente del Comité provincial, Jorge Pascual. El mensaje era claro: "Hay que diferenciarse del alineamiento kirchnerista de Saiz". A una semana de la normalización, el gobernador concurrió a La Plata, al lanzamiento del sector político encabezado por el presidente del PJ Néstor Kirchner.
"Quiero una aclaración, si no el caso de Río Negro será el primer punto de la Convención Nacional de marzo", advirtió Morales. Una misiva repetirá esa advertencia del Comité central.
¿Podrá Pascual lograr esa autonomía? No hay dudas de que Saiz pretende al partido detrás de su posicionamiento K. Esa marcha contradice el acuerdo de noviembre con los orgánicos de Morales y Fernando Chironi.
El vicegobernador Mendioroz y el senador Verani pregonan obediencia al entendimiento. Quieren un rol opositor al kirchnerismo. Saben que un desvío concluirá con otra intervención. Será el peor desenlace para sus objetivos políticos. Ambos entienden a la UCR como baluarte electoral para sus planes en el 2011.
En cambio, Saiz dinamita esa relación partidaria. Justifica su alineación en la necesidad financiera del Estado provincial. Ese grado de conciencia se advertirá en los reflejos que Saiz exponga en la reestructuración oficial. Afirman que tiene candidatos y planes. Falta conocer aún si también existen decisión y poder.
Igual actitud requerirá para imponer su candidato a diputado. Será un representante mío, pues se va (Hugo) Cuevas", sentenció. Definió además que debe ser de Bariloche. Reivindicó la postulación de Hugo Castañón, prometida en un acta interna.
Por las suyas, Mendioroz y Verani propondrán alternativas. Aquél será prescindente o, en definitiva, alentará a un opositor al kirchnerismo en coincidencia con la Coalición Cívica, reservándose lazos partidarios. No habría que descartar un respaldo a Chironi en una candidatura por la UCR.
Verani, ligado -cada vez más- al vicepresidente Julio Cobos, también mide su plano crítico a Saiz. Será su oportunidad para posicionar su proyecto a la gobernación para sí o para su sobrino, el ministro Pablo Verani.
Predominarán los condimentos electorales en el 2009. Antes, Saiz deberá optar entre la acción y la inacción: su mayor disyuntiva.
ADRIÁN PECOLLO
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