NEUQUÉN (AN)- Los tres vocales que asumieron este año hicieron críticas a la situación del Poder Judicial, de la imagen que tiene en la sociedad. ¿En qué medida se considera responsable de esa mala imagen?

-He visto declaraciones en la prensa publicadas así, en general. La imagen del Poder Judicial no es buena en la Argentina, no sé si alguien pretenderá que Neuquén sea distinto. Yo digo que es mucho mejor que en otras partes del país, tenemos un Poder Judicial muy bueno, equipado, con buenos funcionarios y magistrados. Obvio que hay cosas para corregir. Pero hay que distinguir el termómetro con el que la sociedad suele vislumbrar a veces algún fenómeno institucional, de la realidad concreta. Y hay que entender que la imagen va a cambiar cuando se haga realidad el postulado de la llamada justicia efectiva. El tema central en la Argentina es hacer efectivas las cosas, dejar de hablar, dejar de decir cosas simpáticas, dejar de criticar y diagnosticar, porque de eso estamos llenos, y empezar a hacer realidad la cuestión de la justicia efectiva. Todo lo que está dicho en la Constitución, en las leyes, hagámoslo realidad.

-¿La independencia es uno de los problemas de la Justicia?

-La idea de justicia supone implícitamente la idea de independencia. Es uno de los problemas en la Argentina.

-No es un consuelo que pase en todas partes.

-Claro que no lo es, pero no pensemos que Neuquén es una isla. Hay problemas de independencia, empecemos a solucionarlos. La idea de justicia efectiva comprende la idea de independencia, de imparcialidad. Ahora, ¿cómo se consigue esto? Primero, las personas. Tienen que ser capaces de resistir presiones, que existen. No sólo son de los otros poderes, hay de toda clase. Hay presiones de organizaciones civiles, hay presiones fácticas. Hay que ser capaz en lo personal de resistir. Segundo, tiene que haber compromiso de los otros poderes. El Poder Judicial es el más débil de todos; los otros poderes y la ciudadanía deben comprometerse en la protección de la independencia. Incluida la prensa que tiene un rol fundamental, tanto en la denuncia de la falta de independencia como en el cuidado del Poder Judicial, no deteriorarlo con críticas de cualquier naturaleza o reproduciendo cualquier tipo de agravios o insultos.

"Quiero que entiendan eso: no hay una única y fácil solución a este problema. Algunos piensan que con algunos cambios, algunos retoques, ya se soluciona el problema, yo les digo no sean ingenuos. No existe eso. Con cambiar cuatro figuras, cinco, diez, veinte? es más complejo que eso. Si hay quienes deben ser cambiados, por supuesto hay que hacerlo, pero no pensar que con eso solucionan todo.

-Parece que estuviera hablando de la renovación del Tribunal Superior, de los nuevos vocales.

-No me refiero a eso. Digo esto porque es la solución a la que hemos recurrido una y otra vez, y no me refiero a la provincia sino al país. Cambiando figuras, o el nombre de ciertas instituciones, con la esperanza tonta de que con esos simples cambios ya vamos a modificar la institucionalidad argentina. Son necesarias profundas transformaciones culturales además de legales. Es necesaria una maduración democrática de la que todavía estamos lejos. Hay correcciones que se deben hacer pero no son la panacea. No estoy cuestionando lo que se hizo ni emitiendo opinión, no me corresponde hacerlo. Lo que digo es: no hay panaceas, la tarea es más compleja, hay que arremangarse y trabajar mucho. Acá ha habido mucha gente muy independiente que en años no hizo nada. Tiene que ser un Poder Judicial dinámico, activo, muy bien administrado y muy efectivo, que es la palabra clave.