Viernes 02 de Enero de 2009 Edicion impresa pag. 44 > Contratapa
Una noche a lo largo del mundo
Empezando por Sydney y su temprano festejo, las principales ciudades del mundo fueron escenario de bailes populares, conciertos y actos multitudinarios con los cuales recibieron un nuevo año.

Unos dos millones de personas se aglomeraron hasta la madrugada de ayer en Copacabana, en Río de Janeiro, para recibir el 2009 y disfrutar de la espectacular exhibición de fuegos artificiales. En la fiesta de "Reveillon" (Año Nuevo) fueron quemadas cerca de 24 toneladas de fuegos artificiales, en una exhibición de poco más de 20 minutos de duración.

Cuba inició el 2009 con la celebración del 50 aniversario de su Revolución. El pueblo isleño inició los festejos de Año Nuevo y los 50 años con palabras de Fidel Castro: "A pocas horas del 50 aniversario del triunfo de la Revolución, felicito a nuestro pueblo heroico", dijo en una pequeña nota leída por televisión segundos antes de que comenzara el 2009 con 21 cañonazos de salva. En toda Cuba se desarrollaron actividades populares y bailables.

En Ciudad de México, la fiesta de fin de año del gobierno del Distrito Federal en el Ángel de la Independencia concentró a unas 120.000 personas que ocuparon a partir de las 14 el Paseo de la Reforma.

Cientos de miles de celebradores se reunieron en el gélido Times Square. El viento helado soplaba en la zona, pero eso no detuvo a los alegres reunidos cobijados con sombreros de felpa y bolsas de dormir. El ex presidente Bill Clinton y la senadora Hillary Clinton, quien será la secretaria de Estado del presidente electo Barack Obama a partir del 21 de enero, ayudaron al alcalde Michael Bloomberg descender la famosa esfera de cristal en Times Square para el conteo de medianoche. En algunos lugares de Estados Unidos las fiestas también fueron víctimas de la crisis económica. Las celebraciones públicas fueron canceladas en comunidades de Louisville, Kentucky y Nevada.

En Sydney, Australia, más de un millón de personas se reunieron en el puerto para presenciar los fuegos artificiales, un show de música y luces.

El Año Nuevo también trajo desgracia, socorristas de Tailandia informaron que al menos 59 personas murieron, incluidos varios extranjeros, y otras 200 resultaron heridas, al incendiarse un exclusivo club nocturno donde un millar de juerguistas celebraba en Bangkok.

En el esplendor de la Basílica de San Pedro, el papa Benedicto XVI exhortó a la "sobriedad y solidaridad". Durante la misa celebrada el miércoles por la noche, el Pontífice describió esta época como "marcada por la incertidumbre y la preocupación en torno del futuro", pero pidió a los fieles que no tengan miedo.

En otras partes del mundo también se pudo sentir esta austeridad. Cuando los parisienses dejan de comprar champaña, ostras y foie gras para despedir el Año Viejo, se puede estar seguro de que las cosas no andan bien.

En Corea del Norte, el tradicional editorial de los diarios, controlados por el Estado, pidió a la población apoyar al líder Kim Jong Il e impulsar el ejército del país. En Filipinas, la presidenta Gloria Macapagal Arroyo habló de la esperanza por los días por venir, mientras que en Hong Kong, algunas personas admitieron que estaban demasiado deprimidas por problemas monetarios para sumarse a las celebraciones. Y en Malasia el gobierno simplemente decidió no patrocinar festejos. A medianoche en Japón los templos hicieron sonar sus campanas 108 veces, representando la expulsión de los demonios, al tiempo que los fieles arrojaban monedas y oraban.

En Tokio, decenas de voluntarios revolvieron enormes cazuelas de sopa de arroz, colocaron tiendas de campaña y repartieron mantas para los pobres.

Y en Buenos Aires, los festejos dejaron un saldo de casi 300 personas heridas, incluidas a varias con lesiones de gravedad.

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