Hace más de un mes que el gobierno español aprobó el Plan de Retorno Voluntario, con el que propone a trabajadores inmigrantes regresar a sus países, aunque muy pocos han aceptado las condiciones. Tanto ciudadanos como asociaciones se muestran escépticos, especialmente los procedentes de América Latina, que constituyen el principal foco de población que puede acogerse a esta iniciativa.
La propuesta se puso en marcha en noviembre pasado con la intención de ofrecer una salida a todos aquellos inmigrantes que residen en España y que se ven afectados por la crisis económica.
Una que está elevando las cifras del desempleo a las más altas cotas en los últimos años -un 11,3% en octubre-, siendo la población extranjera la principal afectada. De esta forma, muchos ciudadanos podrán regresar si lo desean a sus países de origen y cobrarán de una vez el subsidio de desempleo que les corresponde como trabajadores.
Felipe Vallejo, ecuatoriano de 43 años, lleva viviendo y trabajando en España desde 1997. Cuando se enteró del plan de retorno voluntario pensó en volver a su país. "Acababa de perder mi empleo y parte de mi familia, mis padres y algunos de mis hermanos siguen allí", explicó a DPA. Tras pensarlo, y a pesar de cumplir los requisitos, decidió que por el momento la propuesta del gobierno español no le compensaba. Son muchas las cosas que me unen a España. Lo primero una hipoteca, además mis hijas -de 10, 8 y 5 años- han nacido aquí, se sienten españolas". Un amigo suyo, Rafael, sí ha decidido marcharse. Es más joven y lleva menos tiempo aquí. Aún está a tiempo de cambiar de vida", considera Felipe.
Lo cierto es que sólo será el 40% de esa compensación la que reciban personas como Rafael antes de iniciar su viaje de vuelta, el resto llegará meses después. Entre las condiciones para poder acogerse a este plan de retorno voluntario se encuentra la imposibilidad de volver a España en los tres años siguientes.
A pesar de las altas cifras anunciadas meses antes de ponerse en marcha este plan, finalmente el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, anunció que son cerca de 87.000 personas las que, en principio, pueden solicitar este servicio.
De ellas, solamente lo han hecho hasta el momento algo más de 700, aseguran las asociaciones de inmigrantes.
Son datos que no reflejan lo que el gobierno esperaba", apunta el portavoz de la asociación hispano-ecuatoriana Rumiñahui, Raúl Jiménez, quien ve bastante complicada" la vuelta de estos trabajadores tras tres años fuera del país.
Para el titular de la cartera de Inmigración, el plan está funcionando aunque sean pocos los trabajadores que se acojan a esta iniciativa ya que ésta tiene una vocación permanente y voluntaria, se ha encargado de recordar en sus comparecencias posteriores a la aprobación del mismo.
La cantidad aportada a cada ciudadano es insuficiente, considera el presidente de FERINE, en especial si se tiene en cuenta que deben costearse por su cuenta el billete de avión de regreso, que en destinos latinoamericanos puede rondar los 1.000 ó 1.200 euros y que suelen multiplicarse por los 3 ó 4 miembros de la familia restantes", recuerda Raúl Jiménez.
La intervención de algunas ongs, como por ejemplo Cruz Roja, Cáritas, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) o la Asociación Socio-Cultural y de Cooperación al Desarrollo Por Colombia e Ibero América (Aculco), ayuda a la compra de billetes de avión pero las listas de espera se prolongan ya por meses.