Martes 30 de Diciembre de 2008 Edicion impresa pag. 31 > Policiales y Judiciales
Otro violento robo fue cometido por una banda cerca de Ferri

CIPOLLETTI (AC).- Presumen que fueron los mismos que el sábado asaltaron violentamente a una familia en una chacra. O al menos el modus operandi fue similar: ingresaron cinco o seis armados, redujeron a todos los integrantes de la casa, los intimidaron con armas y los agredieron. A un contador que estaba de visita lo golpearon tan fuerte en la cabeza que se desmayó. "Le tiraban soda para que reaccionara", contó ayer el dueño de casa.

"No son improvisados ni marginales. Se manejaban por señas. Por como se comportaban, se notaba que tenían algún tipo de instrucción", agregó.

Este hecho ocurrió el fin de semana anterior a Navidad en el barrio semiprivado Las Quintas, ubicado cerca de Ferri. La Policía no lo informó oportunamente.

Según contó el abogado Diego Vázquez, hijo de los propietarios, el sábado 20 se reunió con unos amigos en la vivienda de sus padres, que se encontraban de vacaciones. Estaban terminando de compartir el asado, cuando cerca de las 3 de la madrugada del domingo irrumpieron los delincuentes. Eran 5 ó 6, pero presumen que uno o dos más estaban afuera.

Al primero que atacaron fue a un contador que formaba parte del grupo de invitados y se hallaba cerca de la puerta.

Los sujetos estaban todos armados, algunos con armas cortas y otras largas, encapuchados, con guantes, pantalones largos y buzos que les cubrían los brazos.

Vázquez relató que los malvivientes rompieron el alambrado del cerco perimetral (como ocurriera el sábado en la propiedad de la familia Martínez).

"Nos ataron con precintos plásticos y nos golpeaban, pateaban o empujaban para amedrentarnos", sostuvo. El que se llevó la peor parte fue el contador, porque se desmayó debido a los feroces golpes que le propinaron en la cabeza, que le ocasionaron un corte importante y pérdida de sangre. No reaccionaba.

Los delincuentes estuvieron alrededor de 45 minutos. En ese tiempo los sujetos revisaron la casa y exigían "plata y armas". Se llevaron una escopeta y dinero en una cantidad no determinada aún, pero podrían ser unos u$s 4.000. Además se alzaron con celulares, electrodomésticos, ropa y joyas.

Antes de marcharse los encerraron a todos en una despensa menos al contador, que si bien había recuperado el conocimiento seguía muy mareado, en el piso. Fue él quien, tras cortarse el precinto, rescató a los demás.

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