Antes de Navidad, Alfio Basile habló. Dijo que muchos jugadores venían a la selección sólo para cumplir y que la mística se había perdido. Nada nuevo después de lo visto en el último año.

Julio Grondona y el mismo Diego Maradona no tardaron en responderle. El jefe de la AFA lo culpó por la mística perdida y Diego, más duro, dijo: "No hablo de Basile. No me importa lo que diga. No le permitiría a nadie decir que los jugadores vienen de compromiso porque mis jugadores vienen a defender la camiseta".

Así, la triste historia de entrenadores de selección enfrentados parece repetirse. No se sabe por qué Basile decidió irse tras la caída con Chile los códigos del fútbol no se lo permiten. Pero sus palabras recientes son una buena pista.

Diego, en cambio, vive tiempos de entusiasmo y de expectativas. Claro que a él le responderán "a muerte", ¿quién querrá fallarle? Pero su camino como entrenador de la albiceleste apenas comenzó y todos los problemas que Basile enfrentó también esperan por él. Y algo más está claro: la selección no es la misma que en los tiempos en que el jugaba. Tampoco lo es el mundo del fútbol. Ni los jugadores, portadores de la mística de hoy.

Una de sus primeras decisiones, la de formar una selección con jugadores del fútbol argentino, ni siquiera tuvo una práctica. La realidad se la llevó puesta por delante.

Existe en el entorno de de Maradona una idea de revivir en el actual cuerpo técnico el espíritu del equipo del ´86. Uno de sus fogoneros principales es Carlos Bilardo.

El problema es que los muchachos de entonces son tipos grandes que ya no piensan ni sienten lo mismo. Es como pretender en una reunión de compañeros del secundario volver a reírse de los mismos chistes 25 años después. Basile renunció porque su cosmovisión del fútbol no encajaba con Ipods y PlayStations. El doctor podría tomar nota de eso.

JUAN MOCCIARO

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