BUENOS AIRES (ABA).- Si bien algunos machacarán con que la salida de Claudio Moroni de la AFIP sigue la "lógica antialbertista" (o el desprendimiento paulatino de eslabones que respondían al ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández), lo cierto es que Néstor Kirchner volvió a dar un gesto de autoridad y colocó en ese lugar a un pingüino puro, Ricardo Echegaray, que le ofrece "mayor tranquilidad" para un año que se presenta harto complicado también desde el punto de vista electoral.
"No habrá mesa chica, mediana ni grande. Cristina Fernández avalará públicamente lo que haga Néstor y funcionarios como Julio De Vido y Carlos Zanini aceptarán que las decisiones importantes pasen por el conductor, por el que sabe hacer las cosas", reveló anoche a este diario un connotado dirigente K que hace malabares para tratar de mantener de pie al proyecto del patagónico. La entronización de Echegaray responde a un método de Kirchner. En marzo, siendo titular de Aduanas, se había peleado con el director de la AFIP, Alberto Abad. Cristina los echó a los dos, pero al poco tiempo el primero asumió en el ONCCA y ahora ocupa la poltrona de Abad. De la misma manera se zanjaron las diferencias entre Rafael Bielsa y Jorge Taiana. Éste finalmente terminó siendo canciller.
"Vuelve el más amigo del poder, el de mayor confianza de Néstor", se apuntó a "Río Negro".
Según las fuentes consultadas, en el año de la mitad de mandato de Cristina, Néstor se pondrá al frente de la batalla sin haber resuelto todavía si será candidato por la provincia de Buenos Aires o cederá esa misión en el jefe de Gabinete, Sergio Massa. Para pulsear con el campo dejará al secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, y a la flamante ministra de la Producción, Débora Giorgi. La orden es no atender a Eduardo Buzzi ni Alfredo de Angeli, de la Federación Agraria, pero sí dar cabida a los duros Hugo Biolcati, de la Sociedad Rural, y Llambías, de CRA.
Para despejar incógnitas de la contienda comicial se encargan permanentes encuestas. Una de las más recientes señala que la imagen del gobierno mejoró tras las últimas medidas anticrisis, pero que esa percepción no se trasladó a nominaciones específicas. Los intendentes del conurbano hicieron saber sus dudas y su poco entusiasmo. Para el 2009, además del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, contarán con la oferta encarnada por Felipe Solá y Francisco De Nárvaez, respaldada por Eduardo Duhalde. Estas dos variantes justicialistas deberán confrontar con la Coalición Cívica, que se nutrirá de dirigentes radicales y otros que responden al vicepresidente Julio Cobos.
"Si Kirchner, después de haber sido Papa vuelve a la lid para ser cardenal, estará demostrando que el modelo no se consolidó", razonan seguidores que desaconsejan esta opción.
ARNALDO PAGANETTI