La reina Isabel II de Inglaterra decidió "silenciar" a todos sus sirvientes y de esa manera evitar que cualquier actividad puertas adentro del palacio real trascienda al resto de la sociedad.
Los empleados recibieron la orden de devolver todos los recuerdos cuando abandonen el trabajo. Escritos, memorandos reales, regalos y cualquier otro objeto que sirva para hablar sobre la familia real. "Es como trabajar para el MI5 -servicio secreto-", denunció un sirviente al tabloide británico ´News of the World´".
Isabel II tuvo que adoptar esta decisión después de que su ex mayordomo Paul Burrell hiciera una fortuna con sus conexiones con palacio. Por eso se busca evitar que los sirvientes hablen de cualquier aspecto de la familia real con sus allegados y amigos.
Cualquier objeto tendrá que ser devuelto. Da igual que sean inocentes notas de la compra escritas a mano o felicitaciones navideñas. Todo, lo que incluye los diarios personales de los empleados.
El encargado jefe de palacio, David Walker, notificó las nuevas medidas a las más de 200 personas, incluidos mayordomos, costureros, cocineros y personal de limpieza. "Los sirvientes han escrito durante años a sus amigos con pequeños chismes que no hacían ningún daño. Es parte del trabajo", dijo uno de ellos en declaraciones al diario inglés que fueron reproducidas por El País, de España.
Algunos empleados han pensado dirigirse directamente a la reina para pedirle que dé marcha atrás a su plan. Otros creen que la iniciativa es ilegal, por lo que no podrá incluirla en sus contratos. En cualquier caso, la familia real seguirá siendo el foco de atención por un tiempo más. En el último lote de recuerdos de palacio subastados, una nota de la Reina Madre pidiendo ginebra y Dubonnet para un acto fue vendida por 16.000 libras.