En la última reunión de gabinete, antes de Navidad, Jorge Sapag les dijo a sus colaboradores que el gobierno debe presentarse ante la sociedad como un solo equipo y mantener un discurso uniforme. Dicen que fue un mensaje duro, planteado con diplomático enojo.
En esa reunión habló sólo el gobernador y después se fue de vacaciones hasta el 12 de enero. Antes de despedirse, Sapag pidió más esfuerzo y mayor coordinación entre las áreas.
El mandatario necesita aceitar redes de contención para evitar el desgaste de la figura institucional, en particular en un año donde el pulso estará marcado por las elecciones.
Tras la aludida reunión, otros funcionarios imitaron a su jefe y armaron sus valijas. Los que se fueron regresarán los primeros días del año próximo.
En el gobierno sostienen que en esa fecha se comenzará a transitar un camino diferente del de 2008, más difícil y lleno de sorpresas. Los recursos para financiar los gastos del 2009 y el año político que se disparará apenas llegue febrero, son los dos frentes de batalla que tiene por delante la gestión de Jorge Sapag.
En materia económica muchas decisiones están frenadas. Para empezar, al presupuesto del 2009 los técnicos de Hacienda no saben qué número definitivo ponerle, entre otros motivos por el movimiento en descenso que tiene el precio del petróleo en el mercado internacional.
"Hasta que asuma (Barack) Obama no habrá definiciones", confesó esta semana un vocero del oficialismo.
En el gobierno especulan, siguiendo una corriente mundial en ese sentido, que después del 20 de enero, cuando Estados Unidos tenga nuevo presidente, el escenario internacional puede cambiar, o al menos la salida de George Bush permitirá intuir hacia dónde marcha la incierta economía que se mueve al ritmo de un malabarista.
En principio, los recursos corrientes servirán, con esfuerzo, para financiar gastos regulares. Por lo tanto, el paquete de obras con fondos propios será muy acotado, aunque inicialmente se habían pautado unos 500 millones de pesos. Entonces, la tabla de salvación llegará mediante el financiamiento acordado con el gobierno nacional por una cifra de 700 millones de pesos.
Para mejorar los ingresos se prepara una reforma impositiva y se estudia un planteo ante Nación para que se garantice un piso mínimo en el valor del petróleo. Esto es para que, al liquidar las regalías, los recursos por ese concepto no caigan como por un tobogán. "Cuando el precio del crudo estaba por las nubes, las regalías se liquidaban a un valor de mercado interno inferior a los 50 dólares, y ahora -que está por debajo de esa cifra- creemos que el gobierno nos debe reconocer a las provincias petroleras el aporte que hicimos durante tanto tiempo resignando recursos", explicó una fuente del gobierno.
Sin ayuda del kirchnerismo, el 2009 sería mucho más complicado para Sapag, reconoció otra fuente del Movimiento Popular Neuquino (MPN).
Había necesidad de recomponer el diálogo con Nación que el ex gobernador Jorge Sobisch destruyó en su última gestión. Pero el camino abierto por Sapag lleva a acordar recursos y también política, admitió la fuente.
En la creación de este vínculo, la buena relación política de Neuquén con el kirchnerismo tiene mucho más de pragmatismo que de sincero entendimiento ideológico.
En la historia del MPN este comportamiento ha sido recurrente: Felipe Sapag vivió una luna de miel con Raúl Alfonsín y también con Fernando de la Rúa, unos años más tarde; Jorge Sobisch se unió como abrojo a Carlos Menem y Jorge Sapag ensaya lo suyo en el momento histórico que le toca gobernar.
Ahora Sapag necesita mostrar que esa estrategia brinda frutos. El año próximo deben aparecer algunas de las obras acordadas con el gobierno central para demostrar que, por el camino del diálogo, se generan inversiones y puestos de trabajo. De esa forma, el gobernador podrá defender con mayor facilidad su alineamiento con el kirchnerismo; de lo contrario, sus adversarios internos y externos, el ex gobernador Sobisch y el cobista Horacio Quiroga, pasarán al ataque más rápido de lo aconsejable en un año electoral.
A las elecciones del 2009, las internas y las generales, se sumarán otros problemas para la gestión. Los reclamos de recomposición salarial de los empleados públicos que están frenados por el clima distendido que se vive en las fiestas de fin de año volverán a plantearse con fuerza en enero, tal el caso de ATE, y en febrero, con los docentes antes del inicio del ciclo lectivo.
Frente a los planteos salariales, el mensaje del gobierno será el mismo que utilizó en las últimas semanas de este año: les dirá a los sindicalistas que no hay recursos para aumentar la masa de sueldos que en el 2009 será de 3.100 millones de pesos sin contemplar ningún incremento.
Sin embargo, se sabe que se analizan retoques específicos, especialmente para los docentes, para tratar de garantizar el inicio del ciclo lectivo. Habrá que ver si la oferta estudiada, que responderá a un antiguo reclamo de ATEN, es suficiente para evitar una huelga.
Sapag habló del escenario de conflictividad social del 2009 en una reunión con integrantes de la planta política realizada con anterioridad al ya mencionado encuentro de gabinete. En esa ocasión les dijo a sus colaboradores que no hay que temerles a los conflictos gremiales, a los cortes de ruta ni a las tomas. También dijo que esos problemas se resuelven con mediación y gestión, y no con represión.
El mensaje se interpretó como una clara definición en contra de la mano dura, la que aplicó Sobisch el día en que mataron al docente Carlos Fuentealba en la Ruta 22, el 4 de abril del 2007.
GERARDO BILARDO
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