Hoy hace 1 año y 10 meses que me arrebataron la vida de mi hijo Walter.

Pero a pesar de este gran dolor, que sólo pueden entender aquellos que trataron de dar lo mejor de sí para que sus hijos pudieran continuar sus vidas lo mejor posible cuando ya no estuvieran para cuidarlos y guiarlos; aquellos que, como yo, un día se encontraron con la vida invertida, enterrando a un hijo y, con él, todos sus proyectos.

Lamentablemente, en la vida hay seres que la dignifican y otros que denigran al ser humano, que en sus vidas sólo han podido sembrar angustia y desazón.

Aun con este gran dolor, yo puedo dar gracias a Dios por haber tenido un hijo como Walter Montelpare que -a pesar de sus errores y desaciertos- durante sus 30 cortos años dejó muchas cosas, de las cuales mis nietos y yo nos enorgullecemos.

Fue un luchador incansable, un padre presente en las pequeñas cosas de la vida, como prepararles humildes cumpleaños a sus hijos compartidos entre hermanos o una taza de leche a la vuelta del colegio, tardes de familia en los parques de Cipolletti y muchos momentos que el dinero no puede comprar.

Recorrió varias ciudades y provincias con una mochila cargada de pinceles, óleos, esmaltes, un mameluco (que parecía un muestrario de colores) y una escalera para llegar a sus sueños.

Pero esto no pudo ser y a través del dolor pude descubrir cuánto Dios me ama, al tener a mi lado a tantas personas que me contienen y a las cuales quiero agradecer: a mi hermana Adela, a mis hijos, a mis nueras por permitirme disfrutar de mis nietos, a mis amigos y amigas, a aquellas personas que sin conocerlas colaboraran con la causa y especialmente a todos mis compañeros del Gimnasio Aero-Marcial, que venciendo pudores y prejuicios acompañaron mi oración en busca de la justicia Divina, justicia perfecta, ¡gracias!

Irma Sierra

DNI 13.462.867

Mamá de "Pachano"

Cipolletti