Madrid (dpa) - "Lo que me gustaría es que nada de lo que yo haga mientras estoy aquí sea inferior a lo que he escrito antes". José Saramago convirtió hoy la presentación en España de "El viaje del elefante", su último libro, en una disertación sobre vida y muerte, dicotomía que él mismo experimentó mientras escribía la obra.
A sus 86 años recién cumplidos, el Premio Nobel de Literatura es capaz de bromear sobre el fin de su existencia, tras haber sufrido una grave enfermedad respiratoria que hizo temer por su vida y que convirtió la finalización de este libro en un "milagro".
"Yo estaba mal, mal, mal", contó en Madrid ante la atenta mirada de Pilar del Río, su esposa y traductora desde hace más de 20 años. "Me sentí una especie de muerto viviente en vida durante un viaje a Buenos Aires".
Después llegó la hospitalización en Lanzarote, donde el portugués reside desde hace años. La clínica en la que ingresó no quería inicialmente aceptarlo. "No querían que Saramago muriese en su hospital, pero al final me aceptaron y me salvaron la vida", explicó con humor y semblante siempre serio, entre las risas del auditorio.
En "El viaje del elefante" (Alfaguara), que en su versión en español va camino ya de la tercera edición, el escritor portugués narra las peripecias de Salomón, un paquidermo indio que en el siglo XVI el rey Juan III de Portugal regala al archiduque Maximiliano de Austria. El animal viajará entonces junto a su cuidador, Subhro, y una comitiva desde Lisboa hasta Viena.
El origen histórico de este cuento con extensión de novela es real. El elefante existió y su viaje también. Pero como no se conoce qué ocurrió realmente en el traslado, Saramago inventa. "Es un libro de imaginación, de invención constante. De todos mis libros, éste es en el que la capacidad viva del autor es más grande".
Lo que realmente le animó a escribir esta obra fue su final, que destripó en Madrid frente a los periodistas y su editora porque una vez que un único lector ha leído ya el libro, "¿dónde está el secreto?", se preguntó. Y es que la historia de Salomón "se parece mucho a la vida humana porque nosotros tampoco sabemos muy bien dónde nos llevan".
Tras un viaje épico, "el final no es su llegada a Viena, es lo que pasa después": el paquidermo muere y le cortan las patas delanteras para hacer con ellas sendos paragüeros. "El libro se justifica sólo por el hecho de que el elefante ha muerto", explicó. Y es que, como él mismo admite, la narración del viaje del animal posiblemente "cabría en un folio". Lo importante es el traslado, en el que el autor hace reflexionar sobre el sentido de la libertad, sobre los poderosos y los humildes, sobre los caprichos del azar. Y, desde su pesimismo, trata de demostrar que el mundo quizá no haya cambiado mucho desde el siglo XVI. "El significado último podría ser la vida humana, lo que pasa después de la muerte", indicó un Saramago en cuyo físico se aprecian señales de la grave enfermedad por la que ha pasado y de los 86 años que lleva ya vividos. Se apoya en su mujer para bajar escaleras. Ella está constantemente pendiente de él. Y ya no hace tantas declaraciones políticas como solía. Hoy se limitó a recordar que es un "comunista hormonal" y a asegurar que Wall Street está perpetrando un "crimen financiero contra la humanidad" cuyos responsables duda de que vayan a ir a la cárcel. Pero el escritor mantiene intacta su capacidad discursiva. "La edad tiene cosas buenas si se mantiene algún vigor físico y la cabeza lúcida", señaló.
Empleó esa lucidez para evitar que su enfermedad influyera en la escritura del libro y se siente orgulloso de que no haya nada que tenga que ver con ella, "ni una palabra". Aunque admite que "el temblor de tierra" que sufrió por la enfermedad hizo aparecer "sedimentos lingüísticos" que tenía en su mente y que salpicaron un lenguaje actual con términos arcaizantes.
Ahora está inmerso en la escritura de una nueva novela. Sus palabras dejan ver que Saramago, a su edad, tiene la posibilidad de la muerte presente. Pero para él, según dice, lo realmente importante es "saber si lo que he hecho ahora podría haberlo hecho antes", se trata de saber si cuando escribió "El año de la muerte de Ricardo Reis", publicado en 1985 en español, podría haber escrito "El viaje del elefante". "La respuesta es no".