Domingo 21 de Diciembre de 2008 Edicion impresa pag. 42 > Cultura y Espectaculos
Un encierro liberador
La realización está basada en el libro autobiográfico que relata la tragedia de un hombre que queda paralizado. Intensa, plagada de bellas imágenes y con un mensaje esperanzador, la cinta cuenta con una gran labor de Mathieu Amalric.

"Aparte de mi ojo, otras dos cosas no están paralizadas: mi imaginación y mi memoria. Son las dos únicas vías para escapar de mi escafandra". Estas palabras brotan de la mente de Jean Dominique Bauby, un exitoso periodista francés de 42 años, jefe de redacción de la revista "Elle"; quien a raíz de un accidente cerebro vascular, quedó confinado a una parálisis total. Sólo un ojo y apenas su cabeza, se convierten en los únicos instrumentos que lo relacionan con el contexto. Puede escuchar pero no hablar ni mover sus labios, apenas emitir algunos sonidos guturales. En esas condiciones, el hombre escribió un libro, "La escafandra y la mariposa", en el que se basa la última y multipremiada realización de Julian Schnabel.

El notable realizador, responsable de "Basquiat" (1996) y "Antes que anochezca" (2000), elige nuevamente brindar su mirada personal sobre hechos verídicos que relacionan a artistas, en este caso con el gran riesgo que suponía relatar una cinta desde el ojo de un ser paralizado.

La extraña enfermedad conocida como "locked-in syndrom", algo así como "encerrado en sí mismo", se transforma en el disparador de un filme que carece de golpes bajos y que va construyendo pequeñas viñetas visuales con los momentos que el protagonista transita en su agonía, mezclados con su mirada y su pensamiento. Este recurso le ofrece al director la posibilidad de jugar con imágenes oníricas y surrealistas que tratan de plasmar las sensaciones del periodista y, al mismo tiempo, conjugar sus anhelos utópicos con la memoria de su existencia. La moraleja sobre el valor de la vida y la forma en que un hecho sorpresivo sirve para desencadenar un millón de interrogantes y reproches sobre aquello que se omitió hacer cuando se tuvo la posibilidad, ha sido utilizada en un sinfín de películas, pero en este caso Schnabel no se regodea demasiado con la intención de lograr un "efecto transformador" en el público, sino que es un simple espectador de lo que la mente de Baubay dispara, apoyado en las páginas del libro que el escritor publicó, diez días antes de su muerte.

A medida que el protagonista (en una exquisita actuación de Amalric) va tomando conciencia de su nueva realidad y aprendiendo un sistema de comunicación mediante un alfabeto y el parpadeo de su ojo, diferentes seres entran y salen de su espacio. Su ex esposa, aún enamorada de él; las asistentes que lo ayudan en su terapia de rehabilitación; su anciano padre; la mujer contratada por la editorial para que transcriba su libro; su amante; sus tres hijos; etc. Cada uno de ellos entablará una relación diferente con Jean Dominique y, a pesar de (o gracias a) su parálisis, estas conexiones irán mutando y comenzarán a tener otro significado. Pero siempre será su mirada la encargada de describirlas, valor fundamental del director que elige contar la historia desde el interior del personaje principal. Con reminiscencias al cine de los hermanos Dardenne (que en "El hijo" (2002) apoyaban la cámara sobre el hombro del protagonista durante toda la cinta), el director de fotografía, el experimentado Janusz Kaminski, entrega una labor sorprendente con planos que cambian de acuerdo a la visión de Baubay, efectos variados y una multiplicidad de colores que retratan fielmente la realidad y los sueños con acertada armonía.

También es factible hallar cierto punto de encuentro con "Mar adentro" (2004) de Aménabar, sobre todo por la forma en que seres tan desvalidos provocan un efecto profundamente revitalizador en las distintas mujeres que los acompañan. Asimismo, nada acá está teñido de un pátina lúgubre sino que el humor se desliza ante cada descubrimiento (cuando lo bañan, cuando le explican como mover su lengua nuevamente, etc.) que el hombre hace sobre su nueva realidad.

A medida que sus sueños parecen estrellarse como masas de deshielo en el mar, el escritor afirma: "Hoy siento que mi existencia es una serie de intentos fallidos: mujeres que no fuí capaz de amar, oportunidades que no aproveché, momentos de felicidad que dejé pasar. Una carrera que, aún sabiendo de antemano el resultado, no elegí al ganador. ¿Estaba ciego y sordo o sólo la cruda luz de la desgracia me hace ver mi verdadera naturaleza?". Obvio o no tanto, pero seguramente una situación límite siempre es el punto de partida de innumerables reflexiones sobre la vida. La historia de Baubay opone la "escafandra" en la que su cuerpo se halla encerrado con la "mariposa", ese renacimiento que le permite tener otro punto de vista y lograr un efecto positivo en quienes lo rodean.

Más allá de la anécdota, la esperanza supera a la tragedia, y los interrogantes del protagonista pueden trasladarse al espectador, aunque la escafandra, en este caso, sólo sea una imagen virtual sobre alguna forma de encierro personal.

 

 

ALEJANDRO LOAIZA
aloaiza@rionegro.com.ar

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