Domingo 21 de Diciembre de 2008 Edicion impresa pag. 43 > Cultura y Espectaculos
El dibujante de trazo agridulce
Santiago "Bou" Grasso cuenta detalles del mundo de la animación

NEUQUÉN (AN).- Apenas un mes después de recibir el galardón al Mejor Corto en el Festival de Cine de Mar del Plata, Santiago "Bou" Grasso -padre del cortometraje "El empleo" junto a Patricio Plaza- todavía sonríe entre emocionado y nervioso cuando habla del premio: "Fue regroso, sobre todo porque reivindica el formato, ya que el corto compitió con otros que no eran de animación".

Si el bonaerense radicado en Bariloche, de 29 años, animador 2D y de stopmotion e ilustrador independiente con experiencia en la industria cinematográfica está algo emocionado es sólo porque los reconocimientos se han disparado en los últimos meses: entre nacionales e internacionales, "El empleo" ya lleva 29 premios y menciones en su haber. Y desde que vio la luz, este año, varios realizadores han destacado la genialidad del animador que dio vida a un hombrecito sin nombre, inmerso en una rutina enajenante donde las personas son objetos. Dicho, claro, con la magia del dibujo animado.

"Habla del uso del hombre por el hombre. Un tipo se levanta, va a laburar y todos los objetos que utiliza son personas, en una sociedad donde eso es normal, donde nadie se lo cuestiona. Y tiene un final que es el golpe de efecto".

-¿Impacta por el mensaje crítico?

-Sí, por la idea. Pero, por otro lado, la resolución gráfica acompaña. El corto cumple bastante con las exquisiteces de los animadores, porque está técnicamente bien resuelto con una idea fuerte. Plantea algo real.

De alguna manera, dentro del "modelo Disneylandia" -la golosina visual que Estados Unidos impuso en el mundo formateando el trazo de los creadores- Santiago y Patricio se las arreglaron para ganar una beca del Fondo Nacional de las Artes y durante dos años y medio realizar "El Empleo". Patricio hizo el guión y Santiago se ocupó de la dirección.

Santiago está de paso por Neuquén invitado por el Foro Universitario de Cine del Sur para dar una charla en una muestra de dibujos animados. Pero, justo antes de eso, el realizador de paleta agridulce habla amablemente con "Río Negro". Su entusiasmo por la animación es contagioso. Y dan ganas de enterarse de qué se trata eso que tanto lo estimula.

-¿Qué hace un animador stopmotion?

-El stopmotion es un movimiento detenido. Lo que se hace es dar vida, animar algo que está quieto y capturarlo en una secuencia de imágenes, interviniendo y modificando las posturas que tenía ese objeto.

-Hacés también animación en 2D, ¿todo lo dibujas primero sobre papel?

-Sí, es la animación tradicional. Es distinto porque trabajás sobre un lugar plano y estás jugando con la dimensión de lo que dibujás. El 2D es la escuela de los animadores. Como medio, al ser tan libre, vos estás frente a la hoja y todo lo que hagas es hiperpotenciado.

-¿Disney es "la escuela"?

-No, Disney lo que hizo fue darle la veta comercial e ideológica a la disciplina. Porque hay que decir que Disney tiene como una instrucción del gobierno yanqui con metas claras de transculturizar y bajar línea. Al explotarla industrialmente lo que hizo fue desarrollar un montón de maneras para hacer una película con un montón de personas laburando en ese ambiente. Y eso ayudó mucho a poder resolver una película técnicamente.

-¿Se puede vivir como animador?

-No, en Argentina no, porque no hay apoyo estatal. Tampoco en EE. UU. Depende de a qué llamamos "animación" porque, si llamamos eso a trabajar en un estudio, sí se puede vivir. En Argentina quizá también, explotado como un obrero de la animación. Pero hacer animación independiente, no.

-¿Aquí no hay apoyo del INCAA?

-Todavía no. Hace como tres años que junto a Patricio presentamos un petitorio donde llevamos 400 firmas, de gente muy reconocida del medio reclamando que hubiera apoyo económico para la animación. Sobre todo porque hay una ley en el INCAA que dice que el 10% de las entradas a los cines del país va destinado al estímulo de la realización local. Pero va para fomentar películas de Adrián Suar, por ejemplo...

-¿Será porque consideran la animación como un arte menor?

-Puede ser. Pero también es notable la masa de trabajadores de animación que hay. Desde Disney los animadores se quedan mucho en emular otro estilo, porque cuando vos trabajás en un estudio te cae una toma al tablero y tenés que dibujarla tal como es. Técnicamente el animador aprende cómo se hace, pero se está lavando de contenido artístico porque estás dibujando cosas de otro.

-¿En qué estás ahora?

-Con un corto que se llama "Padre" realizado en stopmotion. No va a ser muy simpático, va a a ser muy crudo... habla sobre la hija de un militar.

-¿Qué tiene la animación que te atrapa?

-El hecho de dar vida.

-¿Lo que importa es el mensaje?

-Es la idea. Nosotros, como latinoamericanos, tenemos que empezar a decir muchas cosas, porque somos un pueblo muy rico, maravilloso, y estamos repitiendo fórmulas que vienen de afuera. Pero, si uno se detiene a mirar, hay muchas cosas para contar.

 

FICHA PERSONAL

Santiago “Bou” Grasso nació en Buenos Aires y se radicó en Bariloche a los 6 años. Luego se trasladó a La Plata, donde estudió y se recibió de diseñador en Comunicación Visual. A mitad de carrera ingresó en un estudio de animación y descubrió que “era lo suyo”. Trabajó en filmes como  “Patoruzito”, “Nocturna” y “El arca”. Vive en Bariloche, donde trabaja como ilustrador freelance.

 

 

FLORENCIA LAZZALETTA

culturanqn@rionegro.com.ar

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