La llanura pampeana, la estepa patagónica, la cordillera de los Andes y el desierto de Atacama se preparan para sentir el rugir del rally Dakar, que por primera vez recorrerá los caminos de Argentina y Chile. La mayor parte de los 188 autos, 230 motos, 82 camiones y 30 cuatriciclos que competirán, más los vehículos de apoyo, arribaron al país.
El rally revolucionará la capital y se estima que la villa Dakar, que se instalará en el barrio de Palermo, recibirá a cientos de miles de personas para ver de cerca las máquinas que desafiarán dunas, rocas y alturas. "El gran capital que va a dejar el Dakar es la promoción", aseguró el coordinador general de la Secretaría de Turismo argentina, Leonardo Botto.
Los organizadores previeron una largada simbólica el 2 de enero que permitirá que durante seis horas los vehículos recorran las calles de Buenos Aires para desatar la fiebre por el rally más extremo del mundo. Es que la partida será a las 4:30 de la madrugada del 3, para evitar el intenso tránsito en una metrópolis de doce millones de habitantes.
Pero la empresa francesa Amaury Sport Organization (ASO), a cargo del Dakar, se topó con varios obstáculos, como los productores rionegrinos y la entidad que nuclea a los arqueólogos del país. La firma europea, habituada a cierta relajación en la fiscalización en los 29 años durante los cuales se corrió en África, está gastando, para cumplir normas y controles, más dinero del previsto.
El director de la prueba, Etienne Lavigne, reconoció que la burocracia en Sudamérica es mayor que en África, lo que "genera un trabajo extra muy importante" que podría alejar el Dakar de la región. Algo que descartan en los gobiernos argentino y chileno.