VIEDMA (AV).- Unos 300 ocupantes de la denominada toma 30 de Marzo decidieron resistir la distribución oficial de terrenos por parte de la municipalidad local. Funcionarios de la dirección de Tierras intentaron ayer en vano concretar ese acto administrativo, sin embargo ante el enardecimiento de los vecinos dispusieron suspenderlo.
"Nos quieren hacer pelear entre nosotros, entre pobres", les gritó una joven, mientras las directoras Ofelia Stupenengo y Patricia Oroño se retiraban del lugar en medio de un griterío.
A escasos minutos de haber arribado al sitio, se les adelantó a las enviadas del Ejecutivo, que rechazarían cualquier cambio. Efectuadas las consultas pertinentes en la sede del gobierno comunal, se les anunció a los presentes como salida para descomprimir el conflicto que la entrega de una tenencia precaria se haría el lunes en el municipio.
En un plenario posterior realizado en la sede de la junta vecinal del barrio Mi Bandera, contiguo a la toma, la mayoría se pronunció en contra de acudir a la cita en la municipalidad, más allá de algunas desesperaciones familiares ante la eventual pérdida de sus pertenencias en el asentamiento.
Se resolvió mantener la estrategia de permanecer allí para evitar que las topadoras municipales derriben el caserío, en virtud de que a cada ocupante, le demandó una importante inversión tomando en cuenta el bajo nivel de ingresos con que cuentan. También argumentaron que el intendente Jorge Ferreira debe deponer su actitud porque la ciudad "tiene sobrante de tierras".
Durante la asamblea hicieron uso de la palabra un par de convocados de otros barrios a quienes se les haría entregar de lotes durante la jornada anterior, y antes de retirarse expresaron su solidaridad con los vecinos de la toma".
Carlos Acosta, como vocero de quienes no pertenecen al barrio, desestimó hacerse cargo del terreno preguntándose frente a un megáfono cómo me van a dar el terreno de otro", tras lo cual demostró su convicción de que "mi firma no vale el esfuerzo que ustedes hicieron para conseguir que los reconozcan, y sé perfectamente que hasta le resultó costoso la bolsa de clavos" que compraron para construir las viviendas de madera.
Además, se pudo constatar que en ese momento se hicieron presentes varias familias de otros barrios con intenciones de acceder a un cupo, aunque al tomar conocimiento de que el clima era tenso optaron por retirarse.