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Un defensor reivindicó el terrorismo de Estado | ||
Llamó “mártires de la patria” a los imputados. Acusó al Ejecutivo de manipular a la Corte Suprema. | ||
NEUQUÉN (AN).- “El decreto de aniquilamiento, su alcance, hay que entenderlo en que cuando se da una orden a un militar, en el idioma militar, aniquilar es la eliminación física del enemigo”, dijo Hernán Corigliano, defensor de Jorge Molina Ezcurra y Sergio San Martín, en un alegato en el que hizo una encendida reivindicación del terrorismo de Estado. El Poder Ejecutivo nacional, la Corte Suprema de Justicia, el juez de instrucción, los fiscales, los querellantes y hasta los vocales del tribunal quedaron en la mira de sus cuestionamientos. Como corolario de su discurso, en el que le destinó un amplio espacio a describir el marco histórico enfatizando los atentados terroristas, planteó la nulidad de todo lo actuado y supletoriamente la absolución de sus defendidos por el principio de la duda. Fue en la audiencia de ayer, que cerró la etapa de los alegatos. Corigliano reivindicó la legalidad del accionar de los miembros de las Fuerzas Armadas y se detuvo en denunciar la condición de miembros de las conducciones de las organizaciones terroristas Montoneros, Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), a altos funcionarios del gobierno nacional, como los ministros de Defensa, Nilda Garré, y el canciller Jorge Taiana. Sostuvo que hubo una guerra y que “los subversivos aquellos, hoy en el gobierno, son los que no pudieron ganar la batalla y lo hacen –ahora– utilizando el poder y la Justicia, con el sólo objeto de la venganza”. Para el defensor las autoridades nacionales han promovido “una adaptación del derecho a las necesidades políticas. El Poder Ejecutivo moviliza a la Corte para que sea el brazo vengador”. Como no había sucedido hasta el momento, Corigliano caracterizó de terroristas a las víctimas del juicio en desarrollo, en tanto ellas mismas se identificaron en su mayoría como militantes políticos de la Juventud Peronista, la Juventud Trabajadores Peronistas y la Juventud Universitaria. Argumentó que pertenecer a esas organizaciones de base era una de las condiciones para ser miembro de la organizaciónMontoneros. Defendió con énfasis los reglamentos militares por los cuales actuaron los imputados. “Las Fuerzas Armadas actuaron por mandato del gobierno, los reglamentos militares fueron sancionados previamente y son de aplicación obligatoria por el personal militar. No eran anticonstitucionales. Estamos juzgando, 30 años después, a personas que fueron entrenadas para matar. Mis defendidos están siendo juzgados sólo por ser militares”, remarcó. Atacó la validez de las pruebas, en particular los testimonios del fotógrafo Miguel Suñer –“mintió descaradamente”, dijo– y del agente civil José Luis Cáceres –que incriminaron de manera contundente a sus defendidos– y al ex juez Labate por el “carácter indicativo de las preguntas (a los testigos), que fueron la base de la elevación a juicio”. El defensor pidió la “nulidad de lo actuado en función de las irregularidades en la instrucción, de la violación al debido proceso y la defensa en juicio”. Supletoriamente hizo tres planteos: la insubsistencia de la acción penal por el tiempo transcurrido, la prescripción de la acción penal y la absolución por el beneficio de la duda. | ||
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