Tigre fue el único que le ganó a los dos y San Lorenzo, el único que no le ganó a ninguno. A medio camino, Boca le ganó a uno y perdió con el otro.

El equipo de Diego Cagna le ganó 1-0 al de Miguel Russo en la primera fecha, cuando nadie imaginaba nada de lo que sucedería cuatro meses después. Y en la séptima (hizo historia derrotando a Boca 3-2 en la Bombonera.

El xeneize, por su parte, venció en su estadio al azulgrana de Boedo 1-0. Era la fecha 13 y las cosas ya estaban más claras. El equipo de Carlos Ischia se encumbraba en el torneo, pero nadie imaginaba lo irregular que sería todo.

Pero, ¿importan los antecedentes? La respuesta de ocasión es que no, pero sí, aunque en parte. En definitiva, todo es tan relativo en el fútbol y más aún el irregular fútbol argentino.

Tigre es el equipo con mejor y más sólido juego colectivo de los tres. No depende de la luminosidad de nadie y su manejo de la pelota involucra a todos de mitad de cancha hacia adelante. ¿"Desaparece" Martín Morel? Aparece Sebastián Rusculleda. ¿Se le seca la pólvora a Leandro Lázzaro? Ahí están los goles de Carlos Luna.

Es cierto, si los tres sumaron la misma cantidad de puntos es porque ganaron, empataron y perdieron la misma cantidad de partidos, pero ¿por qué parece que San Lorenzo y Boca fueron los irregulares?

San Lorenzo llegó a sacarle 11 puntos de diferencia a Boca en la Fecha 10, pero seis más tarde, el xeneize lo superaba por uno. De eso se trata la irregularidad.

Tigre, en cambio distribuyó sus cuatro derrotas a lo largo del torneo: en la 4 vs. San Martín (2-0), en la 9 vs. Newell´s (2-0), en la 13 vs. Argentinos (2-0) y en la 16 vs. Estudiantes (3-1). Eso sí, cuatro partidos perdidos para una competencia de 19 es demasiado si se trata del primero.

Como sea, el triángulo de pasiones futboleras en que se transformó el fútbol argentino dará su veredicto dentro de una semana. Y que gane el mejor.