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Argumentos peligrosos | ||
NEUQUÉN (AN).- Alfredo Yabrán dijo alguna vez que para él, el poder "era tener impunidad". Más atrás en el tiempo, el ex diputado Ángel Luque dijo que si su hijo Guillermo hubiera tenido responsabilidad en el crimen de María Soledad Morales, el cadáver no aparecía. Si bien hay una lejanía abismal con los mencionados personajes, el intendente de Senillosa, Raúl Béttiga, se acercó a la esencia de los conceptos que oportunamente usaron Yabrán y Luque. Lo hizo al negar su participación en la empresa (Grupo Cenir) que compró el predio de Arroyito, de la cual su madre, María Elena Segurola, fue parte y donde hay miembros cercanos a su gestión ex miembros de su gabinete. "Yo no tengo nada que ver. Si mi intención hubiera sido personal, yo no lo haría de una forma tan ingenua. Yo pongo una persona que no la conoce absolutamente nadie. Jamás se hubieran dado cuenta de que soy yo", fue la insólita afirmación de Béttiga a este diario. Lo curioso es que más allá de la particular situación que vive Sotelo y de la desnutrida cotización de las 250 hectáreas de costa de río, no hay elementos concretos que indiquen algo espurio en la operación de compra. Es más, dijo que su mamá aportó una suma menor y que después se retiró, justo cuando la cotización se multiplicó en varios ceros. Los ahorros de la mamá del intendente fueron a la compra del predio pues -según Béttiga- se conocen desde hace muchos años con inversor Héctor Moyano. Para completar Béttiga habló con cierta lejanía de su ex subsecretario de Producción Guillermo Flemmer, a quien definió como "un empleado del municipio". | ||
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