SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los historiadores Paula Núñez y Daniel Fuentes indagaron en la evolución de un barrio emblemático de la periferia urbana para elaborar un valioso trabajo que se propone "interpelar el relato oficial de Bariloche".
Los autores se nutrieron especialmente de fuentes orales, aunque agregaron una rigurosa exploración documental para apuntalar su tesis sobre "la complejidad y heterogeneidad de los sectores populares", que ya habían desarrollado en un primer texto publicado en agosto del 2007.
Ese concepto -aseguran- viene a derrumbar la difundida idea de "las dos caras de Bariloche" y propone pensarla como una sociedad con "multiplicidad de caras", signada por la invisibilidad y la postergación de los pobladores suburbanos.
Entre estos últimos, Núñez y Fuentes profundizan sobre los que históricamente se asentaron en la llamada "Pampa de Buenuleo", al sur del casco céntrico barilochense, donde la mayor altura y la geografía de estepa acentúan el frío y deparan inviernos mucho más hostiles. Un Bariloche no tan distante, pero ajeno por completo al bosque y al lago.
"Identidad y lucha por la tierra en San Carlos de Bariloche" es el título del libro publicado hace pocos días por Núñez y Fuentes a través de la editorial Núcleo Patagónico.
La obra refiere en detalle la conformación en los años ´70 del llamado "Campamento Robles", que derivó luego en el actual barrio Pilar I.
La empresa Robles construía en aquel tiempo la ruta a El Bolsón y durante años los obreros vivieron en precarias casillas asentadas al pie del cerro Ventana en un pequeño poblado que no estaba integrado al municipio de Bariloche.
Los trabajadores eran lugareños, aunque muchos procedían también del Noroeste, de Corrientes, de Paraguay y de Chile. Llegaron a ser unas 500 personas.
Fuentes aclara, no obstante, que allí existieron pobladores desde mucho antes, dado que esas tierras les fueron asignadas a los baqueanos que asistieron al Ejército en la Campaña del Desierto.
La historia sobre el derecho a la tierra es para los lugareños un listado interminable de atropellos oficiales, abusos de abogados y maniobras de todo tipo que aún hoy les impiden tener sus títulos definitivos, aun a quienes compraron sus terrenos a la sucesión Buenuleo hace varias décadas.
El libro incluye numerosas fotos tomadas por los autores y otras que aportaron los vecinos e ilustran sobre el funcionamiento del campamento vial, las celebraciones del Día del Camino -que muchas veces se transformaban en actos de resistencia- y las asambleas barriales para discutir el problema de la tierra.
La evolución del Pilar I también está atravesada por la vecindad con el basurero municipal, que permanece en pleno uso a pesar de las eternas promesas de cierre y remediación. Otro conflicto que impactó en el barrio es el desatado recientemente por el proyecto de urbanización privada Dos Valles. Núñez dijo que al ahondar en la vida de Pilar I también buscaron explicaciones válidas para Bariloche como un todo. "Es la particularidad de un sector que permite leer muy bien la ciudad", explicó.
