Sábado 13 de Diciembre de 2008 Edicion impresa pag. 46 > Deportes
Cuerpo y mente detrás de Diego
El preparador físico de la selección, mano a mano con "Río Negro".

Reparar el dañado espíritu de la selección argentina es la misión que le han encomendado a Diego Maradona. Para la cruzada albiceleste, el último gran héroe de la pelota ha decidido reunir a su consejo supremo más estrecho, entre los que se encuentra, como no podía ser de otra manera, Fernando Signorini. El monje blanco vestido de jogging, testigo de la mejor versión que pudo haber entregado el ´10´ en su rica historia. Es el mismo que estuvo a su lado desde el ´83 hasta el ´94, desde aquella fractura en el tobillo izquierdo producto del patadón del vasco Andoni Goicoiechea en Barcelona, hasta el fatídico partido ante Nigeria en el Mundial ´94.

- Bueno Fernando, usted...

- Tratame de vos...me encuentro mejor.

-Ok. Le debés tu existencia profesional a Goicoechea entonces

-Absolutamente. Yo admiro profundamente a Eduardo Galeano y él dice "el fatalismo es una comodidad", y estoy de acuerdo. Soy un convencido de que éste camino ya está trazado y que cada cual va descubriendo a medida que va avanzando. Y bueno en ese camino a mi me tocó estar ahí, en Barcelona, cuando Goicoechea le pegó la patada a Diego. Si no, no sé si yo estaría hablando hoy acá con vos, ni me hubiera pasado lo que me pasó desde el 24 de septiembre del ´83 hasta ahora.

-Vos tuviste a cargo a Maradona en su época dorada. ¿Esa cualidad de superatleta, te facilitó la tarea o todo lo contrario?

-Desde el punto de vista deportivo fue muy sencillo. El es un privilegiado por la naturaleza, los genes, el destino...Yo creo que entrenar a Diego para jugar al fútbol fue como entrenar a un gato para cazar ratones. No cuesta ningún trabajo.

-Maradona fue el más grande. ¿Podría haber sido más grande aún?

-Sin dudas. Si se hubiera preocupado en saber hasta donde podía llegar, seguro que sí. Pero se conformó en ser sólo el mejor del mundo.

-Desde que se comenzó a rumorear que Maradona podría ser el DT de la selección, no se habló de otro preparador físico que no fueras vos...

-Creo que eso me deja tranquilo. He sembrado buenas semillas en él, fundamentalmente aquellas que están ligadas a la más poderosa de las fuerzas que un ser humano puede contar que son las del afecto. Pasó un puente largo de 14 años, donde él se pasó haciendo carambola con los planetas, como digo yo siempre. Me llena de orgullo que me haya elegido y es un honor estar en la selección argentina.

- Hace 10 años, en los tiempos tormentosos de Diego, dijiste que si pudieras, le regalarías un cajón lleno de paz interior. ¿Crees que aquellos días turbulentos pasaron ya y para siempre bajo los pies de Diego?

- Yo creo que está mucho mejor, pero no debemos olvidar también, él mismo lo ha dicho, que un adicto se está siempre recuperando. Es una lucha tenaz, que puede tener la ayuda de la motivación como para poder seguir adelante. Y yo creo que haber sido nombrado técnico del seleccionado, es haber hecho realidad el último de sus más grandes sueños, referidos al fútbol por supuesto.

-También dijiste que Diego se merece ser feliz...

-Absolutamente. ¿Y sabés por qué? Como toda persona que ha hecho feliz con su arte a millones de personas, de una manera tan genuina como pudo hacerlo él, merece más que nadie ser feliz.

-Hablame de Menotti...

Cuando escucha la referencia hacia Cesar Luis, Signorini se reincorpora y reacomoda la silla. Fue PF de varios equipos del ´Flaco´ y lo une una profunda amistad con el entrenador.

- Para mí César es alguien emblemático para lo que es el juego y el dominio de sus secretos. Creo que es un elegido. Pero que no diga yo no tiene importancia, sino vale escuchar a los jugadores que él ha dirigido. Tiene una gama infinita de conocimientos y nadie los transmite mejor que él.

- Hablame de vos...

- Soy un soñador, conservo la capacidad de asombro. Hoy, emocionarse con ciertas cosas, se ve como sinónimo de debilidad. Yo entonces, debo ser uno de los tipos más débiles del mundo.

 

WALTER RODRIGUEZ

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