NEUQUÉN (AN)- Lino Manuel Rodríguez fue condenado ayer a prisión perpetua como autor del asesinato de Diego Becerra, el joven mendocino que fue estrangulado y quemado. Su cómplice, Nicolás Saso, recibió una pena a 15 años de prisión por "partícipe secundario".
Guadalupe, la mamá de la víctima, se mostró disconforme con la pena aplicada a Saso. "¿Por qué le dieron tan pocos años? A mi hijo le hicieron mucho daño", afirmó llorando (ver aparte).
La parte resolutiva de la sentencia fue leída ayer por la Cámara Criminal Primera y provocó una emotiva reacción entre los familiares de Becerra que viajaron especialmente desde Malargüe, donde residen.
En la sala no hubo parientes ni amigos de los imputados. Rodríguez (cumple 23 años el próximo 29) escuchó que lo condenaban a perpetua sin hacer ningún gesto, mientras que Saso (20) cerró los ojos y suspiró cuando se refirieron a su situación. Los numerosos policías de custodia los retiraron de inmediato pero esta vez no hubo insultos ni intentos de agresión como el día de los alegatos, la semana pasada.
Según la Cámara, la confesión de Saso fue clave para esclarecer el caso. Aunque esta colaboración no fue tenida en cuenta como atenuante, los jueces lo consideraron "partícipe secundario" y no "coautor" como pretendía la fiscalía. Por eso le aplicaron 15 años en vez de perpetua.
El fallo de 26 páginas, que consta del voto principal de Mario Rodríguez Gómez al que adhieren Luis Fernández y Carlos Sierra, contiene una crítica al juez de la causa Juan Gago por la forma en que manejó otra confesión, la de un menor de edad. La consideró "insólita, inexplicable y defectuosa, lesiva de la más elemental estrategia investigativa". por eso no fue tenida en cuenta.
El asesinato ocurrió el 20 de octubre del año pasado. Rodríguez, ex compañero de trabajo de Becerra, y un adolescente que será juzgado por la justicia de menores, fueron a la casa de la víctima a robarle la tarjeta de débito para sacarle 12.000 pesos que tenía depositados.
Rodríguez lo estranguló hasta provocarle un desmayo, luego lo cargaron en el Fiat 1 de Becerra, pasaron a buscar a Saso, llevaron a la víctima hasta Planicie Banderita, ahí Rodríguez volvió a ahorcarlo, lo roció con nafta y lo prendió fuego.
"La detallada confesión de Saso (ocurrida días después) se compadece con el resto de las pruebas", dice la sentencia.
El delito fue calificado como homicidio con alevosía y para procurar impunidad a los autores. Por otra parte, se consideró que "si bien hubo un innecesario sufrimiento y prolongada agonía" de la víctima, se debió "a la torpeza de los atacantes". Por eso no aplicaron el agravante del ensañamiento, pedido por la fiscalía.
