Tenemos que estar tranquilos. Julio Grondona dijo que no cree que haya incentivos para la decisiva y última fecha del Apertura. Es más, por las dudas, recordó que las incentivaciones están prohibidas por los reglamentos. Es interesante escuchar a la autoridad cuando los rumores indican que son los propios jugadores de uno y otro equipo los que llevan los dineros de la incentivación al equipo de turno. La incentivación, en rigor, funciona casi como un reaseguro de que el equipo incentivado al menos no se dejará ganar. Que gane es otro tema. Lo que ese dinero busca garantizar es que la cabeza de los jugadores esté en el partido y no en las vacaciones.
Cronistas de aquellos años recuerdan con cierta sospecha el modo en el que se arribó al triangular que definió el título de 1968. Donde sí no hay sospechas, porque todos hablan directamente de "robo", es en el grosero "error" del árbitro Guillermo Nimo que en ese mismo triangular ignoró una clara mano penal de Luis Gallo, de Vélez, y dejó sin poder festejar a River, que estaba en plena sequía de títulos. Es decir, sospechas hubo siempre. Y corrupción, también.
Pero el fútbol, se sabe, es una poderosa corporación. Todo suele quedar dentro de sus cuatro paredes. Las filtraciones sólo se producen cuando hay otros actores poderosos en juego. Van dos ejemplos: el escándalo de arreglo de partidos que conmueve desde hace días al fútbol de España se filtró por escuchas telefónicas entregadas a la prensa. ¿Venganza acaso de algún sector del gobierno español que ya no soporta más a Angel Villar, quien lleva veinte años como presidente de la Federación de fútbol y es un eterno protegido de Joseph Blatter, titular de la FIFA? El segundo ejemplo es el de Brasil. La propia Federación Paulista se alineó con la Confederación (CBF) para denunciar un supuesto soborno a un árbitro en un partido decisivo de la fecha final porque no soportan más el poder de Sao Paulo, tricampeón consecutivo y fuera del esquema de Traffic, una especie de Torneos y Competencias de Brasil.
Aquí, en cambio, el poder no se pelea. El último que abrió la boca fue Andrés Ducatenzeiler, ex presidente de Independiente. Denunció hace dos años que nadie sale campeón en Argentina sin la venia de la AFA. Lo trataron de loco. El poder no se pelea porque nadie le hace sombra a Grondona. El gobierno, como suele ocurrir en cada gestión de estos veinticinco años de democracia, terminó pactando con él. Y no hay aquí una puja San Pablo vs Río de Janeiro como en Brasil. En el fútbol argentino, Buenos Aires no discute poder con nadie.
La AFA, eso sí, anunció esta semana que para el próximo Torneo Clausura comenzará a utilizarse el aerosol para marcar las distancias de la barrera en los tiros libres. Será un aerosol más liviano y pequeño que el que se utiliza actualmente en la B Nacional, con un envase de 12 centímetros de altura y un peso de 115 gramos. No se utilizará para eventual casos de incentivación. Y muchos menos para sobornos. Eso ocurre en España, Brasil, Alemania, Rusia, Asia y en casi todos lados. En todos menos en Argentina.
EZEQUIEL FERNANDEZ MOORES