El ideario del amor en pareja es relativamente nuevo, de ahí que aún subsista en el presente milenio con notable fuerza.
Hasta donde sabemos, las culturas antiguas no tenían muy en alto la relación monogámica y excluyente entre dos personas. Los griegos preferían la compañía masculina -en "El banquete" queda demostrado- y tenían a la mujer recluida en la cocina.
Pasarían cientos de años de reclusión y luchas denodadas por fracciones de poder tanto en Europa como en Oriente sin que el vínculo amoroso fuera protagonista de la historia. Nos gusta pensar que sí. Que Cleopatra amó a Marco Antonio y que las páginas de Oriente están pobladas de metáforas como ésta, pero basta con repasar los libros de Historia para comprender que el matrimonio hasta hoy pocas veces fue más que un acto de conveniencia, una transacción comercial, un recurso jurídico o político. Sin embargo, tanto hemos escuchado, visto y leído acerca de la necesidad, la virtud y lo entretenido que puede resultar el matrimonio, que dos o tres generaciones enteras han terminado por creérselo.
En esto tuvieron que ver la religión y la literatura, que estableció parámetros al mito del amor incondicional.
Ayudaron los Hermanos Grimm, que inventaron la leyenda del príncipe y la princesa encantada. Ayudó Shakespeare con "Romeo y Julieta". Y el cine. De todos los filmes románticos hay uno que podría contribuir a esta discusión. Uno que hace pensar en que sí, el amor es posible. Se trata de "Como si fuera la primera vez", con Drew Barrymore y Adam Sandler. En inglés se la llamó "50 primeras citas". Cuenta la historia de un chico que se enamora de una chica que debido a un accidente pierde la memoria cada vez que se va a dormir. Al día siguiente reconoce cosas esenciales pero básicamente no sabe quién es. El personaje de Sandler la conoce en un bar y, sin pretenderlo, llama su atención y se enamoran. 24 horas después ella lo ha olvidado todo. Entonces él, empecinado en lograr un imposible, emprende la compleja tarea de enamorarla hasta que la muerte los separe como si se tratara de la primera vez. Y no diré que fueron felices para siempre. Pero sí al menos un día a la vez.
CLAUDIO ANDRADE