ESQUEL (AEB).- La sentencia del juicio contra César Ampuero, el último imputado en el sonado caso del robo al banco del Chubut en El Maitén, donde en el año 2005 una banda de encapuchados mantuvo varios rehenes y se llevó 330.000 pesos y 13.000 dólares, se leerá el 15 de diciembre, en Esquel.

En la resolución se aplicará el nuevo Código Procesal Penal vigente en Chubut, por lo cual sólo se discutirá el monto de la pena a aplicar si el Tribunal Colegiado lo encuentra culpable por todos o alguno de los delitos por los que se lo acusó. El Código Penal establece sólamente para el delito de robo calificado una condena que va de 5 a 15 años.

Al parecer, la fiscalía tiene el convencimiento de la participación de este individuo, que luego del hecho huyó a Chile y allí se fugó dos veces de los carabineros, y se lo considera parte de una asociación ilícita, coautor de robo agravado por realizarse con arma de fuego, en poblado y en banda, privación ilegal de la libertad coactiva agravada por resultar una de las víctimas mujer embarazada y otra mayor de setenta años, además de otros dos menores de 18 años de edad.

Ampuero pidió hablar en la última audiencia y en su declaración sostuvo que, en realidad había salido de Bariloche el 20 de mayo y fue hasta El Bolsón para comprar "alfajores" de cocaína y que pensó que la policía lo investigaba en relación a esa droga. También se refirió a otros indicios que lo vinculan a los hechos de El Maitén, dando su propia versión y entre lágrimas dijo que es inocente. En cambio, para el fiscal, estos datos sólo logran enlazar más al imputado con el sonado caso.

La jornada del viernes empezó cuando los magistrados le dieron turno a la fiscalía para que formule su alegato, pero la abogada defensora del acusado pidió que antes se permitiera hablar a su representado.

Ampuero hizo un pormenorizado relato de lo que habría hecho el viernes previo al asalto en la casa del gerente del Banco de El Maitén, durante aquel domingo, el lunes y la supuesta posterior fuga.

También reiteró la coartada dada por sus testigos y relativa a una actividad grupal durante la noche en que tres hombres encapuchados sembraron de terror a las familias de Saugar y Reyes, los empleados bancarios de El Maitén.

A su turno, el fiscal Fernando Rivarola sostuvo que pocas veces en una investigación compleja como esta, puede llegar a juicio "con el convencimiento total del caso, más aún luego de la declaración del imputado". Y cuestionó la veracidad de los testigos aportados por la defensa. Se refirió a cada una de sus afirmaciones como supuestas" ya que ninguno de los dichos fue acreditado con prueba objetiva que permitiera convertir en creíble un relato posible de ser cierto y señaló contradicciones entre los testimonios.