NEUQUÉN (AN).- Vivió como quiso; para él estar vivo era una bendición que cada día debía agradecer. Por eso nunca dejó de escuchar el mandato de su corazón y de sus entrañas. Hizo lo que sintió, cuando quiso y porque así debía ser. Y cuando la hora de su partida detuvo el reloj de una sala de hospital, él se fue feliz, cargando en su espalda una vida intensa y sin deudas pendientes. Hoy se cumple un año de la muerte de Esteban "Rulo" Salvi, líder y voz de la emblemática banda La Moto.
Las calles de la ciudad se vistieron de negro esa mañana de diciembre cuando corrió veloz la noticia de que su corazón había dejado de roquear. No fue fácil para la familia musical de la zona reacomodar las piezas luego del cimbronazo. La tristeza y el dolor se hicieron carne y las batas y violas enmudecieron en sentida complicidad. Pasaba el tiempo y en cada rincón se escribía un recuerdo, una frase, una canción; el recuerdo de un sabio de la calle.
"Será como empezar a aprender a oír de nuevo, como si la música viniera de algún lugar distinto. Los neuquinos seremos durante algún tiempo oyentes de un canto extraño, porque "Rulo" era el rock de acá, el rock callejero de la Patagonia. Una identidad musical emparentada con el canto del norte neuquino, con la realidad que vivimos día a día los que en este lugar dejaremos los huesos. Espero encontrarte nuevamente algún día para que tú digas lo que yo quiero gritar", escribió un lector en "Río Negro on-line", hace un año.
Las calles del Bajo neuquino aún recuerdan el paso de los Salvi vendiendo agujas y condimentos para llevar el pan a casa y cumplir el sueño de vivir de la música. Así, juntando moneda a moneda, lograron editar cuatro discos. Esa misma postal aún se repite con dos generaciones de Salvi, pero sin "Rulo" y el desparpajo de su muletilla de venta.
Para "Rulo" Salvi fundar una banda fue como fundar una dinastía, un imperio de entrecasa. Con sus escasos trastos a cuestas, llegó a Neuquén hace dos décadas junto a su familia y hermanos. "Viejo, vamos a tocar", lanzó una noche de rock, vino, urgencias y sueños y así nació La Moto, que recorrería luego escenarios y calles con su rock directo.
Muchos de los grupos roqueros de la región nacieron bajo las alas de La Moto y el "Rulo" tuvo siempre para "los pibes" un consejo, una mano, un hombro, la palabra justa de la experiencia, la puerta de su casa siempre abierta y un espacio en su escenario.
Hoy el rugir de esa moto marca "Salvi" continúa andando caminos, peleándole mano a mano a la vida. Desde algún lugar "Rulo" seguirá "tirándole letra" para que el combustible no falte.