Cuando ya tenía escritas 200 carillas de la biografía de Paulo Coelho, al periodista brasileño Fernando Morais se le ocurrió releer el testamento del escritor, que en una parte expresaba: "En mi casa de Río de Janeiro hay un baúl cerrado con dos candados que debe ser incinerado después de mi muerte".
Morais tuvo la intuición de que allí se escondía algo interesante y lo llamó por teléfono para pedirle las llaves. "Paulo esquivó el tema hasta que un día me desafió: si yo descubría quién era el militar que lo había torturado en agosto de 1979 él me daría las llaves", le cuenta Morais a "Río Negro".
Tras investigar, el periodista resolvió el pedido del escritor y la biografía cambió definitivamente de rumbo. En el baúl había 170 cuadernos manuscritos y cerca de cien cintas de casetes de audio en las que Coelho había dejado testimonio de su vida desde sus 12 hasta sus 48 años. "Después de eso tiré a la basura todo lo que había escrito", recuerda.
Así fue cómo los registros encontrados se transformaron en "El mago", una biografía de 632 páginas que se vende en 21 idiomas y que la editorial Planeta comenzó a distribuir en las librerías argentinas en noviembre. En sus páginas se relata cómo la vida de Coelho se paseó constantemente por los extremos. Entre otros tantos sucesos y detalles, el libro cuenta que el escritor nació casi muerto por problemas con el líquido amniótico, que organizó sectas, que intentó suicidarse, que tuvo relaciones homosexuales, que fue un desastroso estudiante, que manejando sin registro atropelló a un joven y se fugó, que sus padres lo encerraron en un manicomio (donde fue tratado con electroshock), que apagó un cigarrillo en la pierna de una de sus tantas y simultáneas novias para comprobar si ella lo quería, que alentó a una chica en su intento de suicidarse, que consumió todo tipo de drogas y que tuvo relaciones sexuales con una novia adolescente frente a un pariente de ella que era parapléjico.
-¿Por qué Coelho decidió contar esa parte de su vida?
-Es la pregunta que no logro responder. Él tiene una explicación, pero me parece muy formal: dice que tarde o temprano esas informaciones iban a saltar a la luz y prefería estar vivo cuando sucediera.
-Se dice que responde a una estrategia de marketing.
-No me parece. Uno hace estrategias de marketing por sus virtudes, no por sus miserias. En una sociedad conservadora como la nuestra no parece favorable decir que tuvo experiencias homosexuales o contar las cosas del satanismo, sobre todo porque Paulo es un cristiano.
-Y después de su vida en el infierno llegan su abrupta recuperación y el éxito.
-Puede ser. Hay una redención. Pero no me parece que fuera una cosa pensada. Creo que él no se acordaba de buena parte de las cosas que tenía en ese baúl. Había sepultado eso en su memoria a tal punto que se sorprendió mucho con el libro.
-Coelho dice que la biografía muestra su vida pero que no logra captar su alma.
-Para Paulo el hecho de que yo sea ateo me impidió mirar hacia su espiritualidad. No estoy de acuerdo. Él me hablaba de que un día estaba en Lyon y un ángel se le apareció pero, como no creo, le pregunté en qué idioma hablaba el ángel. Y él se quedó un poco molesto con eso.
-¿Qué piensa de los libros de Coelho?
-Me gustan los que no hablan de la espiritualidad. Cuando entrevisté a Umberto Eco, a quien le gustan algunos libros de Paulo, me dijo: "Coelho escribe para los creyentes, para la gente que tiene fe". Por eso no me convertí en un lector de Paulo. Leí sus libros por obligación profesional. Me parece un buen escritor, aunque no me gusta su temática.
-¿Por qué piensa que Coelho es tan criticado por la prensa?
-Más que criticado es insultado. En otros países, como los europeos, la crítica habla mal de un libro pero existe la posibilidad de que le guste otro del mismo autor. En Brasil no: son todos malos. Son muy duros. Algunos dicen que a Paulo deberían prohibirlo en las escuelas, porque después de leerlo uno queda más tonto que antes. Creo que ahí se ve un poco el carácter del brasileño, que prefiere el fracaso a la victoria.
-¿Cómo es eso?
-El futbolista endiosado por los brasileños es Garrincha, que murió de cirrosis. Y la gente critica a Pelé, que es la persona correcta. No pueden entender cómo un escritor brasileño es el que más libros vende en el mundo y, a su vez, el único más traducido que Shakespeare (N. de la R.: Coelho pasó los 100 millones de ejemplares vendidos). Hay envidia. Una frase que explica esto es "Santo de la casa no hace milagros". Los brasileños no aceptan eso. Igual a Paulo ya no le molestan las críticas. Creo que eso tiene que ver con algo que vi mucho en los viajes en los que lo acompañé. En cualquier lugar del mundo, ya sea en un Foro de Davos o en Rusia, Paulo recibe enormes muestras de admiración por parte de importantes personalidades como Sarkozy, Chirac, Putin o Bill Clinton.