Miércoles 03 de Diciembre de 2008 Edicion impresa pag. 33 > Policiales y Judiciales
Los acusados dejaron varios indicios

NEUQUÉN (AN)- Uno de los testigos importantes de la audiencia de ayer fue un taxista, cuñado de Lino Rodríguez, quien relató que la noche del crimen su pariente lo llamó desde un celular que no reconoció (era el de la víctima) para pedirle un favor.

Se encontraron en Antártida Argentina y Rufino Ortega. Allí vio a Rodríguez en un Fiat Uno acompañado de otra persona (sería el menor D.C.). "Me dijo que se había mandado una cagada, que necesitaba mi ayuda para deshacerse del auto. Estaba nervioso y con un corte en la cara" (se lo produjo Diego Becerra defendiéndose). El taxista se negó a ayudarlo.

Ese encuentro se habría producido antes de que Rodríguez y el menor pasaran a buscar a Nicolás Saso para que los ayudara a quemar el cuerpo.

El taxista recordó, por otra parte, que poco tiempo antes Rodríguez le había dicho: "tengo un amigo que va a cobrar una plata, se la podemos sacar". Fue en tono de invitación, "y yo le dije que en eso no me metía".

Rodríguez dejó indicios comprometedores por todas partes. Además de los mencionados, ayer se conoció otro: después del asesinato, en la madrugada del día 21, asistió sucio y nervioso a la casa de un amigo a quien le pidió un singular favor: "Si alguien te pregunta, decile que estuve acá desde las 9 de la noche hasta las 4 de la mañana".

Saso no estuvo más hábil: a esa misma persona le mostró el estéreo que le habían sacado al Fiat 1 de Becerra.

El juicio concluirá hoy con los alegatos de los fiscales y los defensores. El fallo se conocerá la semana próxima.

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