Miércoles 03 de Diciembre de 2008 Edicion impresa pag. 33 > Policiales y Judiciales
El largo viaje de los hijos que no están

NEUQUÉN (AN)- "No queremos ni un día más de lo que les corresponde", dice Juan Becerra, y le da otra pitada al cigarrillo.

El padre de Diego Becerra aprovecha cada cuarto intermedio del juicio oral para fumar y pedirle alguna opinión al abogado querellante Marcelo Hertzriken Velasco. También para acercarse a "Río Negro" y dar sus impresiones.

"Yo creo que les van a pedir perpetua, hay un montón de pruebas", dice en la vereda de la Cámara Criminal. Allí están también su esposa Guadalupe y sus dos hijos, que lo acompañaron desde Malargüe.

"¿Sabe lo difícil que es llevar a mi mujer a la tumba de mi hijo? Yo voy y no sé cómo explicarle todo esto", agrega, y da otra pitada.

Compara el caso de Diego con el de Rodolfo González, el chico que el lunes secuestraron en el barrio porteño de Saavedra. A él también lo asesinaron, lo quemaron e incendiaron su automóvil.

Pero hay una diferencia que Juan destaca: "A la familia le dieron la oportunidad de negociar, nosotros no tuvimos esa chance". Guadalupe asegura que si los autores del crimen de su hijo "me hubieran llamado, yo les daba todo".

El cuarto intermedio se termina, también el cigarrillo. Juan dice: "Yo trato de pensar que mi hijo se fue lejos, a un viaje largo y que no me llama porque está enojado".

El cronista recuerda que hace once años otro Juan, Villar, contaba que prefería pensar lo mismo de su hija Verónica, una de las víctimas del primer triple crimen de Cipolletti.

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