Miércoles 03 de Diciembre de 2008 Edicion impresa pag. 26 > Salud
El difícil arte de atender al paciente
La falta de tiempo y de recursos en el sistema de salud actual puede hacer de la práctica médica una actividad realmente heroica.

Salvo excepciones, la relación de cada cual con su médico por diversas razones se ha transmutado en otra relación más despersonalizada y ambigua: la del paciente con el "sistema de salud".

Las ventajas que aporta la mayor disponibilidad de recursos técnicos (cuando efectivamente existen esos recursos en la comunidad) están fuera de toda discusión. Pero los costos de la mayor tecnificación parecen ser altos y vienen siendo materia de estudio de la bioética.

Aun cuando se disponga de la última tecnología, cuando la vida y la salud se reducen sólo a un conjunto de parámetros y signos vitales medidos y registrados por aparatos, imágenes de rayos X y resonancia magnética y análisis de laboratorio, la labor de los médicos parece reducirse sólo a corregir los valores que caigan "fuera de lo normal". Dentro del sistema de salud la persona consulta a varios especialistas, uno por cada problema, y probablemente eso dificulta la respuesta a una pregunta que no por simple es ociosa: ¿qué le sucede a esa persona?, ¿cuál es el problema por el que ingresó?

La historia no vuelve atrás (la de la medicina, tampoco), pero aparece como imperiosa la necesidad de rescatar algunos valores, como la antigua idea hipocrática de que "no existen enfermedades sino personas enfermas". Y de redefinir, de cara al futuro, la relación entre el médico y el paciente.

"La pregunta es saber si la medicina va para adelante. Una cosa es la ciencia médica y otra cosa es la medicina empírica, que es un arte que toma a la medicina como soporte. Entonces hay mucho progreso en el conocimiento científico, pero ese progreso aplicado a las enfermedades del hombre? es muy cuestionable si realmente es un progreso o no." Carlos Gherardi, docente en Medicina Interna de la UBA, director del Comité de Ética y del Programa de Bioética del hospital universitario, cree que el objetivo de la medicina "no es evitar la muerte sino promover el bienestar cuando se puede, aliviar el malestar cuando el paciente no tiene curación y, siempre, tratar el dolor y el sufrimiento".

Para Gherardi, el progreso tecnológico va en contra de estos postulados: "El médico se ha transformado hoy en un eslabón de este sistema, en un operador técnico, y el paciente se ha transformado más en un objeto de estudio y de tratamiento".

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí