Miércoles 03 de Diciembre de 2008 Edicion impresa pag. 48 > Contratapa
Cambio de cuerpo, una realidad
Lo probaron ayer científicos de Estocolmo. Lo que le hacían al maniquí lo sentía el voluntario.

ESTOCOLMO, Suecia (AP).- Estrecharse la propia mano es una experiencia extracorporal de lo más divertida. Pero la ilusión de que a uno le hagan un tajo en el estómago con un cuchillo ya no resulta tan agradable. Ambas sensaciones fueron percibidas como reales en un proyecto científico sueco que exploró de qué modo se puede dar la falsa impresión de que uno está en un cuerpo ajeno.

En el estudio presentado ayer, neurocientíficos en el Instituto Karolinska de Estocolmo demostraron cómo lograron que voluntarios provistos de escafandras de realidad virtual experimentaran la ilusión de intercambiar su cuerpo con el de un maniquí y el de una persona real.

Este periodista quiso probarlo. "Usted puede decir basta en cualquier momento", dijo una colega de Ehrsson, Valeria Petkova, mientras frotaba mi mano izquierda con un gel electrolítico y me aplicaba electrodos en los dedos medio e índice. Me aseguró que no corría ningún peligro.

Las antiparras estaban conectadas con cámaras ajustadas a la cabeza de un maniquí, mirando a sus pies. Por el visor vi una imagen granulosa del torso plástico. Recliné la cabeza para crear la sensación de que estaba mirando mis propios pies. No me pareció muy real. Pero cuando Petkova rozó simultáneamente con marcadores mi vientre y el del maniquí, el efecto empezó a hacerse sentir. A medida que mi cerebro procesaba las señales visuales y táctiles, tuve la impresión de que el cuerpo del maniquí era el mío.

Resultó divertido hasta que vi la hoja reluciente de un cuchillo. Petkova tajeó el estómago del maniquí, lo que me provocó un escalofrío y una aceleración del pulso. Mi nivel de estrés quedó bien ilustrado por un alza en un diagrama de computadora que me mostraron después del experimento.

En el segundo experimento, yo debía sentir la sensación de estrecharme la mano a mí mismo. Pero la ilusión no era perfecta.

Los resultados del estudio fueron publicados en "PLoS One", la revista en línea de la Biblioteca Pública de Ciencia.

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