Tras la batalla campal que protagonizaron el miércoles militantes de un sindicato de Rosario, 300 km al norte de Buenos Aires, con grupos de la central obrera oficialista CGT, informó una fuente gremial.
"Esto fue una masacre", denunció a la televisión Gustavo Teres, secretario adjunto de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
Teres responsabilizó por los hechos de violencia a la conducción nacional del gremio de trabajadores de la industria láctea, adherido a la CGT, y aseguró que el objetivo era intervenir la filial de Rosario, que se define como independiente.
Edgardo Barbero, secretario administrativo del sindicato rosarino, relató que la CTA había convocado a un acto frente a la sede para repudiar amenazas, golpizas y un intento de copamiento de su local, supuestamente por parte de la CGT.
"Cuando se estaba desarrollando el mitin, unas 200 personas irrumpieron y empezó una batahola con palos, puños y cadenazos y la policía recién intervino después de 45 minutos", agregó Barbero.
AFP.-