LONDRES (DPA).- Una brutal confesión de culpabilidad, una declaración de amor y una solicitud de separación. Todo eso mezclan las últimas declaraciones del marido de la cantante de soul Amy Winehouse, Blake Fielder-Civil, que quiere abandonar a su mujer para no arrastrarla consigo cada vez más al fondo del lodo de las drogas.
"Yo metí a Amy en eso. Sin mí, seguro que ella no hubiese seguido ese camino", dijo Fielder-Civil, de 26 años, en una entrevista que publicó ayer el periódico británico "News of the World".
"Para que se recupere tengo que dejarla sola", aseguró el británico, que se encuentra sometiéndose a un tratamiento de desintoxicación en una clínica. "Yo convertí a Amy en una ´junkie´. Yo la llevé a tomar heroína, crack y cocaína, y a herirse a sí misma", confesó.
Aunque durante la mayor parte de su matrimonio estuvo en la cárcel por agredir al portero de un local, sus sentimientos por Winehouse no se enfriaron, aseguró. Nunca dejará de amarla, advirtió Fielder-Civil, pero ver tantas veces las fotos de su mujer de 25 años, demacrada y tambaleándose por el efecto de las drogas le "destrozó el corazón".
Ahora le gustaría ayudarla a salir de ese agujero. "Pero no puedo -lamentó-, ya que yo fui el hombre que propició todo eso".
Su mayor error, confesó, fue consumir heroína y crack delante de Amy, a la que, por debilidad y avidez, no pudo negarle esas mismas sustancias cuando le pidió probarlas.
En verano de 2007, Winehouse estuvo a punto de morir de sobredosis tras pasar ambos todo un día entero consumiendo drogas, recordó.
"La imagen de Amy preguntándome entonces ´quién eres tú´, ´quién eres tú´, me perseguirá hasta la tumba".
Para Fielder-Civil, la cantante sólo tiene una oportunidad si él no regresa junto a ella tras abandonar la clínica de rehabilitación.
Con respecto al divorcio, aseguró al diario que no quiere dinero de la fortuna de la cantante.