NIGERIA (AP).- Después de dos días de violencia, una tensa calma regresó ayer a este poblado del centro de Nigeria.
Algunas mujeres se atrevieron a salir a buscar agua y muchos de los muertos fueron sepultados. Ayer parecía que los soldados de infantería y otros a bordo de vehículos de transporte de personal habían sofocado dos días de disturbios étnicos y religiosos que dejaron más de 300 muertos en Jos, con lo que aparentemente concluyeron los peores hechos de violencia en este país del Africa occidental desde el 2004.
Las calles permanecieron vacías en su mayoría, pero el hambre y la sed obligaron a algunos habitantes a salir de sus hogares por primera vez desde que comenzaron los disturbios el viernes tras unas disputadas elecciones. Cientos de mujeres y niñas, a las que los soldados no considerarían combatientes, cargaban cubetas y latas a los sitios públicos de abastecimiento de agua. "No hay agua en la casa. Nuestros niños lloran por agua, y todas las tiendas están cerradas. Incluso los últimos alimentos que tenemos no podemos cocinarlos porque no tenemos agua´´, dijo Hawa Ismaila, un ama de casa musulmana en cuyo hogar se hallan 24 personas llenas de temor. Transportaba una cubeta amarilla de plástico a uno de los tubos de agua en su vecindario, encabezando una procesión de niñas más jóvenes que también llevaban recipientes para llenarlos del líquido.
Otras personas salían de la ciudad a medida que las provisiones disminuían. Jennifer Emmanuel, alumna cristiana de una escuela secundaria en el sur de Nigeria, se subió a un autobús escoltado por policías fuertemente armados. "Hasta ahora no hemos comido nada´´, dijo. "Nos estamos muriendo de hambre, por lo que tenemos que irnos del estado´´. Miles de otros nigerianos que huyeron de sus casas durante los disturbios estaban refugiados en cuarteles del ejército, estaciones de policía y otros edificios públicos.