Domingo 30 de Noviembre de 2008 Edicion impresa pag. 12 > Regionales
"¿Quién salvará a Marta?"

NEUQUEN (AN/ACE) - No se sabe cuántas víctimas pasaron por "La Escuelita", pero sí se deduce, sin lugar a dudas, que fueron muchas más de las que se tiene alguna referencia. Y muy probablemente muchas de las que fueron cruelmente torturadas allí, pudieron ser salvadas de la muerte por la búsqueda incesante, valiente hasta poner en riesgo su propia suerte y venciendo los temores y las más paralizantes amenazas, que asumieron sus familiares y amigos para rescatarlas.

María Carmen de Cea, hermana de Marta Rosa, quien padeció el calvario del centro de torturas, ofreció un testimonio desgarrador de cuánto sufrió la familia cuando su hermana fue arrancada de su casa en Cinco Saltos y de cómo, con tanta Valentía como inconsciencia, reaccionó la noche del secuestro.

A Marta la fueron a buscar personas que dijeron ser de la Policía Federal y pese a que las mujeres -además de las hermanas estaba la madre- se resistieron e incluso llamaron a la comisaría, se llevaron a la primera en una camioneta, diciendo que irían a la sede policial.

Lejos de ello, los secuestradores rumbearon por la Ruta 151 hacia Cipolletti.

María los siguió en su Fiat 600 y vio cómo arrojaban desde la camioneta en marcha al policía de la comisaría local. "Pensé que lo iban a matar", dijo María, Pero no se amilanó y, a cierta distancia siguió a los secuestradores. "En la zona de la facultad -de Agronomía- disminuyeron la marcha y pensé que podían detenerme a mí. ´Si me matan a mí, quién intentará salvar a Marta´, pensé y volví a la comisaría", relató.

Llamó al jefe, Desiderio Penchulef, quien de inmediato concurrió y labró un acta de lo sucedido. "Vaya al Comando, yo no estoy de acuerdo con lo que están haciendo. Si la detención es legal, está bien, pero no es lo que está pasando", contó que le dijo Penchulef.

Llamaron a la comisaría de Cipolletti -a cargo de Antonio Camarelli- y le dijeron que no habían llevado a Marta. "Seguro que no dicen la verdad?", le dijo Penchulef, quien llamó al control caminero y también le informaron que no habían pasado por ahí los secuestradores.

María no cedió y continuó los días siguientes buscando a su hermana, para lo cual golpeó varias puertas, entre ellas las del obispo Jaime De Nevares.

En el Comando enfrentó a Farías Barreras, quien tanto a ella como a su otra hermana, Estela Enésima que vino desde Buenos Aires para encontrar a Marta, las trató con la hipocresía con que recibió al resto de los familiares que pedían, al menos una noticia, sobre el paradero de sus seres queridos.

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