NEUQUÉN (AN/ACE).- "Mis hijos sentían que siempre alguien los seguía luego de que David volvió a casa; presumo que porque eran Lugones, a mi otro hijo le tocó el servicio en Junín, y al tercero en Ingenieros de San Martín lo tuvieron juntando hojas, los dos por ser Lugones", explicó Carolina Miggitsch durante el juicio.
Con gran fortaleza, la madre de David Lugones, otro de los secuestrados en "La Escuelita" describió la vileza del trato dispensado por los militares mientras su hijo permanecía detenido en La Plata.
En una oportunidad salió por la madrugada, a solas, en la oscuridad y con frío a encontrarse con un anónimo que le engañó diciéndole que le iba a dar "datos" de su hijo; y luego pasó por la angustia de sentirse estafada "porque dijo que lo traerían el 18; y ese día me lo pasé mirando el cielo (en busca de un avión de traslado) y pensaba que tal vez por haber ido no lo trajeran".
Con 19 años en 1976, David Lugones era el mayor de seis hermanos en la familia Lugones. "Cuando regresamos con mi esposo otra vez del Comando sin David, mis hijos tenían todos las caritas tristes pegadas al vidrio, esperándolo, y uno me dijo: mami, te mintieron otra vez. Ese día no pude entrar en la casa y me quedé arreglando un canterito", describió al Tribunal.
Finalmente Farías llevó esa tarde a Lugones a la casa paterna, y la madre, aún en la vereda, lo recibió, flaco y lastimado, con los brazos abiertos.