En la edición del pasado 5 de octubre hay una interesante nota de Fernando Bravo, titulada Pescador. Una de las reflexiones que se me ocurren es: ¿cómo puede ser que los funcionarios y nosotros (los pescadores) veamos tan diferentes las cosas?
Hace diez años a una directora Provincial de Turismo se le planteó el hecho de que si se promueve la pesca deportiva como destino turístico de la provincia, en la misma medida debían aumentar los controles. No solamente no se entendió sino que se hizo caso omiso a todos los argumentos esgrimidos oportunamente. A la luz de lo expuesto por el Sr. Bertoya, parece que no ha cambiado nada.
En una de las reuniones de Reglamento llevada a cabo hace algunos años en Aluminé, el funcionario asistente en representación del gobierno manifestó que en temporada alta se dispondría del doble de guardafaunas. Cuando le pregunté para él cuál era la "temporada alta" se dio cuenta de su error. El control es más necesario cuando los ríos quedan solos (veda), a tiro de los furtivos. Sin dudas el gran mal de nuestra fauna ya que los mismos matan sin horario y -generalmente- fuera de la temporada deportiva. A esta altura, negar que subyace un costado económico en esto es pecar de ingenuidad. Nadie pesca 200 truchas para "darle de comer a su familia".
Hace un tiempo, cruzando el puente que une Cipolletti con Neuquén, mientras mascaba insultos por la demora (otro interesante tema), al ingresar a Neuquén observo que a la vera de la ruta había tres guardafaunas conversando muy alegres. ¿Qué hacían ahí? ¿Quién los envió y para qué?
Continué mi camino a Zapala, mi destino, y cuando voy llegando me detiene la Policía antes de la rotonda en inmediaciones del ACA para un control rutinario. ¿Quién podría estar ahí?, un guardafauna. ¿Quién lo envió y para qué? Podría haber llevado un ciervo despostado o setenta truchas y jamás lo hubiera descubierto por que estaba tranquilito a la sombra.
La semana pasada, dando "la vuelta" por Centenario ante la inminencia de un corte de los puentes carreteros (otro interesante tema), paso frente a la Policía en inmediaciones del puente Centenario-Cinco Saltos. ¿Quién había en la caminera neuquina? Tal cual, un guardafauna, con auriculares puestos, conversando animadamente con unas señoras. ¿Quién lo envió y para qué?
Al otro día, cruzando una vez más desde Neuquén a Cipolletti, veo en el edificio de Fauna antes de los puentes varias camionetas, dos botes y un sinnúmero de guardafunas platicando distendidamente. No le hace mal a nadie esta actitud, salvo a las truchas y sus hábitats.
¿Los furtivos? Bien, gracias. Chochos diría.
Dicen que "la culpa no es del chancho...", y en ese sentido la responsabilidad de la increíble falta de control para proteger una fauna que pretende utilizarse como "destino turístico" a través de la pesca deportiva sería de los funcionarios de turno, que dicho sea de paso hace años que vienen equivocando el camino. Perdón, haciendo operativos en los caminos, que no es ni más ni menos que "operativo a trucha muerta", en lugar de prevenir.
José L. López Reale
DNI 8.116.974
Cipolletti