Sábado 29 de Noviembre de 2008 20 > Carta de Lectores
Chávez pierde terreno

El pintoresco presidente venezolano Hugo Chávez tiene razón cuando dice que luego de las elecciones regionales del domingo el mapa político de su país sigue siendo mayormente "rojo, rojito", pero si bien sus partidarios triunfaron en 17 de los 23 Estados, los resultados no le fueron tan felices como esperaba. Mientras que el oficialismo se impuso sin demasiadas dificultades en las extensas zonas rurales, la oposición ganó en los Estados más prósperos y en los principales centros urbanos, entre ellos el Petare que es una inmensa villa miseria caraqueña habitada por más de un millón de personas. El chavismo, pues, ha dejado de entusiasmar a los pobres de las grandes ciudades que en teoría deberían conformar su base de sustentación, lo que a la luz de lo que ha sucedido últimamente en Venezuela no constituye una sorpresa. Además de sufrir los efectos de una tasa de inflación de aproximadamente el 40 por ciento anual que ha hecho subir los precios de los alimentos hasta niveles apenas alcanzables, quienes viven en zonas urbanas han tenido que soportar una ola al parecer irrefrenable de delincuencia. Según las estadísticas, durante la gestión de Chávez, Caracas se ha convertido en la ciudad capital más peligrosa del planeta, con 130 asesinatos por cada 100.000 personas. También ha contribuido a desprestigiar a un régimen que se afirma socialista el enriquecimiento rapidísimo de los integrantes de la tristemente célebre "boliburguesía", es decir, de los hombres de negocios y operadores políticos que han prosperado enormemente debido a su relación con el poder. Aunque parecería que las consecuencias de la brecha creciente entre las intenciones declaradas de Chávez y la realidad de una sociedad cada vez menos equitativa y más corrupta no se han hecho sentir todavía en las penosamente atrasadas partes rurales del país, sería probable que andando el tiempo sus habitantes terminen compartiendo la desilusión de sus compatriotas urbanos.Otro desafío que enfrenta Chávez es el planteado por la evolución del precio internacional del petróleo por tratarse de la única fuente de ingresos de un país que no está en condiciones de exportar nada más. En opinión de los especialistas, aun cuando el año que viene el precio promediara los 60 dólares el barril, Venezuela tendría un déficit fiscal de por lo menos 25.000 millones de dólares, pero sucede que hace algunos días cayó a 46 dólares y, de profundizarse la recesión que ya ha comenzado en los países ricos más importantes, podría reducirse todavía más. En tal caso, el impacto sobre la economía venezolana sería con toda seguridad devastador. Como otros gobernantes, incluyendo a los nuestros, Chávez imaginó que los precios muy altos que se pagaban por los commodities a comienzos del año corriente, cuando el barril de petróleo llegó a valer 150 dólares en los mercados internacionales, continuarían para siempre. Demás está decir que su optimismo se vio estimulado por las previsiones de quienes vaticinaban que el precio del crudo no tardaría en superar los 200 dólares por barril. Desgraciadamente para él, pero felizmente para los demás, sólo fue cuestión de una burbuja pasajera; aunque es posible que una nueva guerra en el Medio Oriente provocara nuevas alzas, tal y como están las cosas tendría que pasar mucho tiempo antes de que recupere los niveles de algunos meses atrás. La crisis económica mundial está golpeando con dureza a aquellos políticos que se encontraban entre los más beneficiados por el "viento de cola" supuesto por el boom de los commodities. Fue gracias a los ingresos fabulosos posibilitados por el petróleo que Chávez pudo creerse un gran líder "socialista" no sólo para su propio país sino también para toda América Latina y -¿por qué no?- el mundo en su conjunto, de ahí la ayuda fraternal que envió a sus simpatizantes en Bolivia, Ecuador, Perú, nuestro país y hasta México. Mal que le pese, en adelante tendrá que resignarse a un papel menos activo ya que de no intervenir en su favor un nuevo desastre bélico en el Medio Oriente, carecerá del dinero necesario para subsidiar a quienes se afirman chavistas ya porque toman en serio sus devaneos retóricos, ya porque entienden que les convendría ser amigos del dueño de una caja rellena de petrodólares que podía gastar según criterios netamente personales.

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí