ZAPALA (AZ).- Los peritos complicaron la situación de Luis Aboy, en la primera audiencia del juicio en su contra por el asesinato de las hermanas Olga y Teresa Buamscha. El imputado intentó desligarse del doble crimen ocurrido en marzo del 2005 en Junín de los Andes al igual que su esposa, Melisa Fritz, acusada de ayudarlo.
El juicio comenzó ayer en la Cámara Penal de esta ciudad integrada por Eduardo Sagües, Hugo Saccoccia y Miguel Manso y seguirá el lunes en Junín, donde declararán la mayoría de los 80 testigos citados.
"El que mató a Olga Buamscha actuó con un odio infernal" señaló ayer el forense Carlos Losada, quien brindó ante los jueces un amplio informe que incluyó fotografías con todos los detalles del crimen.
El experto reveló que el asesino se ensañó especialmente con Olga (73) a pesar de que era la que menos posibilidades tenía de defenderse ante la agresión.
Losada aseguró que la mujer fue golpeada salvajemente con un bastón en la cabeza y recibió un puñetazo en el estómago hasta que cayó de rodillas. En ese momento, el asesino la tomó por la espalda y la degolló aplicándole un corte tan violento y profundo que le atravesó la garganta.
"Fue brutal, la cortaron hasta el hueso", graficó.
Teresa (71), por su parte, fue sorprendida en la cama mientras dormía y para Losada fue la primera en ser agredida esa noche.
"Podría decirse que con ella el autor mostró al menos una cuota ínfima de respeto humano que no tuvo por Olga", afirmó.
Teresa recibió varios cortes en el tórax y la espalda pero el médico afirmó que el agresor no tuvo intenciones de matarla rápidamente. Las características de las lesiones revelan que no existió una decisión de asesinarla en forma inmediata sino de causarle dolor presuntamente para que diga dónde guardaba las llaves de la caja fuerte.
Esta mujer se mantuvo con vida unas horas y falleció en el hospital. "En un nosocomio de mayor complejidad podría haber sobrevivido" especuló Losada.
En otro tramo de su exposición derribó parte de la coartada de Luis Aboy (28) al recordar que poco después del hecho tomó contacto con el acusado en sede policial.
"Presentaba una herida en la mano y decía que lo había mordido una perra pero enseguida me di cuenta que no era cierto porque la lesión no era compatible con la que produce un animal", indicó.
Losada también sembró dudas con respecto del cómplice del asesino en la escena del hecho. "Hay indicios, como dejar la llave sobre la mesa poco antes de escapar, que podrían indicar la presencia de una mujer", agregó al tiempo que calificó a los autores como "ladrones no entrenados".
A su turno, el perito Toscanini ratificó el estudio que genético que determinó la presencia de ADN de Luis Aboy y de una de las víctimas en una capucha.
"Existe una posibilidad en siete trillones que el material hallado no corresponda a estas personas", enfatizó.
Esa capucha fue hallada a pocos metros de la vivienda de las víctimas. Teresa, antes de morir, alcanzó a decir que quien la agredió a ella estaba encapuchado.
La tela con la que fue confeccionada es similar a la que se halló en la vivienda de Aboy y Fritz. La mujer es modista.