BUENOS AIRES (DyN/AFP) La presidenta Cristina Fernández recibió ayer a la mesa ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina encabezada por el cardenal Jorge Bergoglio, en un intento por mejorar el vínculo tras varios meses de fricciones y sospechas por distintos temas.
Pese al clima amistoso del encuentro, Bergoglio le transmitió preocupación por las repercusiones laborales que conlleva la crisis financiera global. En tanto, la primera mandataria aceptó la invitación personal del primado argentino para participar de la misa en Luján, prevista para el próximo 22 de diciembre con motivo del trigésimo aniversario del comienzo de la mediación papal por el Canal Beagle, que evitó una guerra entre la Argentina y Chile hace 30 años.
El encuentro entre la jefa del Estado y la cúpula episcopal en la Casa Rosada luego de meses de tensión, se prolongó durante alrededor de 40 minutos y se desarrolló en un "clima cordial, amable, protocolar", según definió el vocero del Episcopado, presbítero Jorge Oesterheld.
El portavoz eclesiástico explicó que Bergoglio, además de la invitación a esa misa, entregó a la presidenta el último documento "Hacia el bicentenario con justicia y solidaria", que pide más diálogo y menos confrontación y cuestiona elípticamente el estilo del matrimonio presidencial.
Oesterheld explicó que la Presidenta y los obispos dialogaron sobre "aspectos generales del documento, pero sin pormenorizar", y aseguró que Fernández de Kirchner les dijo que "ya lo había leído". El vocero precisó que buena parte de la audiencia estuvo dedicada a analizar las efectos locales de la crisis financiera mundial y que fue en ese momento cuando Bergoglio transmitió "preocupación" por los posibles despidos y suspensiones en empresas del país.
En ese marco, la presidenta aceptó participar de la misa a realizarse en Luján, con motivo de cumplirse 30 años de la mediación del cardenal Antonio Samoré, enviado especial del entonces papa Juan Pablo II que evitó la guerra entre la Argentina y Chile en diciembre de 1978.
En otro orden, el vocero del obispado salió al cruce de las afirmaciones del ex presidente Néstor Kirchner quien, en los momentos de mayor tensión entre la Iglesia y el gobierno, la había ubicado entre la oposición. "La Iglesia no es nunca la oposición", señaló. "La Iglesia está en otro lugar, nunca ha pretendido ser oposición ni oficialismo", añadió.
La mandataria mantuvo una relación difícil con la cúpula de la Iglesia, especialmente durante la crisis con el campo, cuando los prelados llamaron insistentemente al diálogo.
Pero los problemas vienen desde la gestión de su esposo y antecesor. Los roces alcanzaron en 2004 un pico tensión cuando el Gobierno impidió a Antonio Baseotto oficiar como obispo castrense luego de que el religioso exhortara a "arrojar al mar" a los que propician campañas en favor del uso del preservativo. El ex ministro de Salud Ginés González García estuvo en el centro de las críticas, no solo por impulsar el uso de preservativos, sino también por ser partidario del aborto en casos de violación o de personas con retraso mental.