El pánico es un temor muy intenso y contagioso. La palabra proviene de la mitología griega, donde Pan era el dios de los pastores y rebaños. Pánico es lo que sufrían las manadas y rebaños ante el tronar y la caída de rayos. Pan era también el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina desenfrenada y se dedicaba a perseguir, incansablemente, a las ninfas por los bosques.
En ocasiones, la economía puede verse envuelta en una situación de pánico. El proceso se inicia cuando los precios de algún activo (inmuebles o acciones) bajan súbitamente. Este descenso de los precios produce varias consecuencias. En primer lugar, reduce el valor de las garantías frente a los bancos, que exigen la ampliación de esas garantías y al mismo tiempo rechazan otorgar nuevos créditos. Por su parte, los deudores prefieren devolver los activos devaluados (por ejemplo, las casas) a los bancos antes que pagar créditos hipotecarios superiores al valor de esos bienes.
El aumento de la oferta de los activos que sirven de garantía conduce a una liquidación aún mayor. El proceso acumulativo termina por dañar la liquidez de los bancos y esto crea dudas sobre su solvencia. La retirada preventiva de los depósitos por el pánico de los clientes puede arrastrar a algunos bancos a la quiebra.
El "momento Minsky" hace referencia a ese momento en que los inversores sobreendeudados se ven obligados a vender sus activos para poder pagar sus préstamos. Esto provoca pérdidas y se inicia una espiral bajista en todos los mercados acompañada de una demanda de liquidez que obliga a los bancos centrales a prestar dinero a los bancos comerciales. Exactamente, lo que estamos viviendo en estos momentos.
Hyman Minsky fue un economista norteamericano, nacido en Chicago, que teorizó acerca de estos fenómenos. Prácticamente desconocido para el gran público, sus teorías acerca de la inestabilidad inherente de los mercados financieros han alcanzado ahora enorme actualidad. Una fama tardía, que le llega después de su fallecimiento, acaecido en el año 1996.
Según Minsky, los mercados financieros son incapaces de autorregularse y tienden siempre hacia el desequilibrio, sobretodo luego de fases de expansión que son los que incentivan los excesos. Es por ello que no es muy difícil escapar a las crisis financieras periódicas, y cuanto mayor es el período de crecimiento que las precede, más daños provocan. Para Minsky la economía capitalista es cíclica por naturaleza. "El sistema financiero oscila entre la robustez y la fragilidad y esa oscilación es parte integrante del proceso que genera los ciclos económicos".
Minsky advirtió que la mayor sofisticación de los instrumentos financieros y su dispersión por el mundo, como consecuencias de la globalización, suponían un grave riesgo para la estabilidad del sistema financiero. Ante la dificultad de regular un mercado tan complejo, propuso la reducción del tamaño de los intermediarios financieros, la regulación bancaria y la orientación del gasto público hacia la inversión.
Los economistas ortodoxos, que confían fervientemente en la eficiencia de los mercados, consideraban a Minsky una suerte de keynesiano radical por el énfasis que ponía en la tendencia de los mercados hacia los excesos. Era mal visto por los operadores de Wall Street y sus predicciones, confirmadas ahora por la cruda realidad, fueron siempre despreciadas.
En el fondo, la economía no hace más que reflejar las tendencias instintivas de los seres humanos. Adam Smith, en su Teoría de los sentimientos humanos, señalaba que las desgracias de gran parte de la humanidad derivaban de no saber darse cuenta de los límites, "de cuál era el momento de quedarse quietos y darse por satisfechos". Aparentemente, el dios Pan, el de la desmesura y los excesos, anida en el fondo de todas las almas humanas.
ALEARDO F. LARÍA
(*) Abogado y periodista.