NEUQUÉN (AN)- Fue una escena a la vez dramática y conmovedora: F.T., la niña que vivió la pesadilla de pasar 14 horas secuestrada, reconoció a su abusador en rueda de personas y se desmayó. El juez Marcelo Benavides no dudó en alzarla en sus brazos y cruzó la calle hacia el gabinete médico para que le presten auxilio. En la vereda del juzgado, los familiares de la adolescente de 15 años no podían parar de llorar.
La investigación del caso dio un paso decisivo con el resultado de la rueda de reconocimiento. Se consolidaron las sospechas contra un sujeto de 45 a 50 años, llamado José, que entre el miércoles y jueves pasado mantuvo secuestrada a F.T. en una vivienda en la que había al menos dos hombres más. José fue detenido el lunes al mediodía y a sus cómplices los están buscando. Los investigadores también tratan de ubicar la precaria vivienda en la que se consumó la violación.
La víctima aún se encuentra bajo un profundo estado de shock, y recibe la permanente asistencia psicológica de profesionales de la fiscalía de Graves Atentados contra las Personas.
Tan delicado es su estado que todavía no pudo declarar para dar su versión. Pero se la fue contando por tramos a su madre, a su tía y a otros familiares, que a su vez se la hicieron saber a la fiscal Sandra González Taboada. (Algunos detalles se los suministraron, sin obtener el eco esperado, al personal de la comisaría 21 de Melipal, que estuvo a cargo del caso).
F.T. tiene 15 años pero aparenta menos. Como ya informó "Río Negro", vive en Gregorio Álvarez con su madre, su abuelo y otros familiares. El miércoles pasado salió caminando hacia la casa de una amiga en Melipal.
Cuando atravesaba el barrio se le acercaron tres personas en un auto blanco (no pudo dar otro detalle). A uno lo reconoció: era José, a quien su abuelo había contratado algunas veces para trabajos temporales.
José le dijo que su abuelo estaba en problemas. La niña se acercó al auto preocupada, y en ese momento la subieron por la fuerza, la amordazaron y le dieron a tomar una pastilla que adormeció su voluntad.
Recién la liberaron el jueves a la mañana, 14 horas después, y bajo amenaza de muerte. Los médicos constataron que durante su secuestro sufrió agresión sexual; estuvo maniatada y hasta le cambiaron las ropas.
F.T. tardó varios días en poder dar el nombre de la persona que la secuestró. No lograba superar el trauma y además, dicen los especialistas, quizá pensaba que podría traerle alguna consecuencia a su abuelo. Cuando finalmente pudo dar el nombre, la justicia dispuso la inmediata detención del sospechoso.
Ayer al mediodía se realizó la rueda de reconocimiento. De un lado del vidrio espejado estaba el sospechoso con dos personas más; del otro lado, la víctima, el juez Benavides, la fiscal González Taboada y el defensor oficial Fernando Zvilling.
La adolescente reconoció al imputado "en forma categórica", dijeron las fuentes consultadas. Y se desmayó.
Benavides la tomó en brazos, salió del edificio de los juzgados y se cruzó hacia el gabinete médico para que le presten asistencia. En esa conmovedora situación, a la niña se la veía aún más frágil y vulnerable.
En la vereda, los familiares se abrazaron llorando de dolor pero también de la emoción, porque pese a todo se había logrado sumar una prueba más contra el sospechoso.