CIPOLLETTI (AC).- A casi diez años del hecho, irá a juicio el caso del ex comisario de Cinco Saltos procesado por incumplimiento de deberes de funcionario público y peculado, y del ex jefe de operaciones de esa unidad, a quien además de estos delitos, se le reprocha abuso se autoridad. La Cámara Segunda del Crimen fijó cinco audiencias para marzo de 2009.
Desde el 2 al 6 de ese mes desfilarán unos 15 testigos, muchos de ellos, efectivos que actualmente cumplen funciones en otras unidades de la provincia.
El caso comenzó a instruirse en los tribunales de Roca porque en 1999 aún la Justicia Penal de la Cuarta Circunscripción Judicial no estaba en marcha. La fiscal Elsa Alasino fue quien requirió la elevación a juicio contra los uniformados, a quienes se los acusa de cuatro hechos.
El primero de ellos narra que en junio de 1999 Hernán Morales, por entonces jefe de operaciones de la comisaría Séptima de Cinco Saltos, habría retenido indebidamente para sí 36 pesos que correspondían a un servicio adicional prestado por un agente.
El segundo, relacionado con el anterior, habría ocurrido cuando el agente tras infructuosos reclamos tendientes a cobrar el dinero por el adicional, radicó una denuncia ante el jefe de la unidad, el comisario Modesto Paillalef, "quien labró el acta de estilo, para luego omitir darle el trámite sumarial de rigor y registrarla en los libros de la dependencia", detalla la acusación.
El tercer hecho se habría producido al menos desde 1999 en adelante cuando el subcomisario Paillalef se encontraba a cargo de la unidad. "Actuando en provecho personal", en numerosas ocasiones habría retirado, utilizado y/o canjeado por dinero efectivo vales de nafta oficiales que recibían para el abastecimiento de combustible de los móviles. "Dicho accionar, en alguna oportunidad, fue desplegado por la esposa de Paillalef", se indica.
El cuarto hecho relata que Morales "detentando el cargo de jefe de operaciones" durante su gestión en 1999 habría utilizado habitualmente vehículos de la dependencia para gestiones personales. En una de estas ocasiones cuando Morales era trasladado por el chofer en un móvil desde una cancha de fútbol el vehículo se habría quedado sin combustible y un oficial acudió en su auxlio. Fueron a la estación de servicio (donde se habrían hecho los canjes de vales) pero el playero, como no le entregaron el vale, se negó a despacharle combustible. Ante ello, Morales, aludiendo a este empleado, se habría dirigido a sus subalternos "ordenándoles en tono amenazante y en franco abuso de autoridad: ´a este ciudadano cuando lo vean en la calle me lo meten preso´".