¡Viene el padre Miguel! El dato pasó con la rapidez y la energía de un relámpago. Como el padre Miguel Piovesán. El asunto es así: cumplió 25 años la parroquia “Virgen Misionera”, ubicada en Puente 83, un humildísimo paraje de la ciudad de Cipolletti. Miguel fue su fundador, junto a un grupo católico del Puente y de la parroquia San Pablo, entre las cuales estaba mi madre, Margarita.
Quizás usted esté evaluando “tanto lío por un cura”. Espere, espere. Bastante peleada con la Santa Madre Iglesia, son pocos los curas a los que respeto.Y me sobran los dedos de la mano para los que respeto…y admiro.Miguel es uno de ellos.
Alguna vez, también desde esta columna, compartí con usted el rol esencial que cumplió Miguel en los años de plomo, confortando a mi madre y dicho sea de paso, fue uno de los dos curas que se atrevieron a ir a la cárcel a verme. El otro fuemonseñor Esteban Hesayne, quien ocupa otro de mis dedos.
Ahora le voy a contar de su parroquia misionera en el interior de la selva peruana, destino que eligió, cierta vez que consideró, ante la desolación del rebaño local, que aquí “su misión estaba hecha, y que debía ir a un lugar donde lo necesitaran más”.
Cuando usted lea estas líneas, Miguel estará ya rumbo a la parroquia de Purús, para lo cual debe llegar en barco o avión al puerto Esperanza…y de allí, como pueda, a su hogar en medio de los indígenas y los guerrilleros y el ejército y la justicia renga y ciega de estos lugares. Ah, y de ciertos grupos ecologistas enojados con él.
Sé que son muchos datos, y si le interesa saber más, escriba “padre Miguel Piovesán” en Google y tendrá noticias de ésas que no nos lleganmuy seguido.Y además puede ir a www.parroquiapurus. org, y ahí tendrá fotos y experiencias, y si quiere puede escribirle.
Así que le contaré lo dijo en la cena a la canasta que compartió con mucha gente que lo quiere y extraña. Con esa rara mezcla de paz yenergía que lo define, con una mirada brillante de entusiasmo y velada de cierta aguerrida pena, esto nos dijo Miguel: se tarda días en llegar. A medida que entrás en el territorio, el sendero te lleva a 1.900. Si seguís adelante, te lleva a 1.500, y si seguísa 1.000 y así llegás hasta Adán y Eva. Ganarse la confianza es difícil, y si te metés sin ser invitado en la selva te podés encontrar con una multitud de repente o con unas lanzas.
Miguel se ganó esa confianza, conformó organización - don en el cual es maestro -, se rodeóde lo que pudo para apostar al alma y al cuerpo, de tal manera que para el ejército y la justicia es un subversivo, para Sendero Luminoso un adversario desde un lugar impensado… y atienda esto de los ecologistas.
Resulta que Miguel y una comisión de fieles gestionaron y lograron la aprobación oficial para una carretera que uniera los diversos poblados, facilitando el transporte de los productos que elaboran. Ahora dicho transporte está monopolizado por agua y aire por algunos sectores económicomilitares. Porque es una zona rica en oro y otros minerales muy preciados tecnológicamente, además de la droga.
Ah, sí, Miguel se ha ganado muchos enemigos. Como diría su Jefe: “os perseguirán y difamarán en mi Nombre”.Y aquí entran grupos ecologistas que se han opuesto, hasta ahora con éxito, a la construcción de la carretera, aludiendo a la defensa del hábitat natural y advirtiendo a los pueblos que ese cura se quiere quedar con sus tierras y sus mujeres. Funcionó bastante, dice la voz enronquecida de Miguel. Sugestivamente, algunos delos capitales aportantes de estos grupos son grandes empresas mineras, petroleras y habrá que seguir averiguando. Hay un libro que se llama ”La derecha ecológica”.Y recuerdo la entrevista con el autor, un periodista que lleva en su haber varias investigaciones. Sus conclusiones y la de Miguel son similares.
Y ahora, Miguel estará por el año 1.500 y descendiendo, y yo tengo que decirle que mi respeto y admiración están intactos. Chau, Miguel. Que el gladiador Arcángel cuyo nombre llevás de estandarte, te cuide de los malos.Amén.