NEUQUÉN (AN).- "Me gustaría tener un trabajo. Después de que pasó el caso nadie se acordó nunca más de nosotros", dice Juan Carlos Urra.
No lo hace en tono de reproche. Su madre Adriana Benavídez también aclara que "no queremos sacar provecho de nada, ni que le regalen nada, ni que le den un subsidio. Pero él necesita trabajar, estar ocupado, porque si no se angustia. Y tiene planes, proyectos, sueños".
Carlitos lleva una vida normal, tiene una familia que lo contiene, una novia, una casa donde vivir. Pero los trabajos que consiguió fueron temporales, cubriendo vacaciones o francos, y esa es su principal preocupación.
"Yo trabajo de lo que sea; sé que está difícil para todos, pero necesito que alguien me dé una mano", dice esperanzado.