RUTSHURU, Congo (AP).- Rodeado por milicianos, Laurent Nkunda, un temido dirigente rebelde, dijo ayer a miles de pobladores de un territorio recién tomado por sus fuerzas, durante un acto público efectuado en un destartalado estadio, que "no se debe temer´´ a los insurgentes.
Pero no será fácil conquistar los corazones de los aterrados residentes de una población semi vacía que acusan a los rebeldes de saqueos, de violaciones, y de reclutamiento forzado.
"Nadie los quiere aquí´´, dijo un empleado de una agencia de ayuda humanitaria, cuando pudo alejarse de los agentes de inteligencia de los rebeldes que lo siguieron a él y a todo otro civil con los que intentó hablar un reportero de The Associated Press.
El empleado, de 29 años de edad, se negó a ser identificado pues temía por su seguridad. Nkunda lanzó una ofensiva fulminante en el este de Congo.
Su ejército rebelde tomó este poblado el mes pasado.
El sábado, ofreció ante miles de personas un mensaje de unidad, haciendo a un lado las divisiones étnicas que han alimentado la añeja rebelión en esta nación del centro de Africa. "¡Todos somos congoleños!´´, dijo.
El líder insurgente dijo que busca proteger las minorías en el Congo, especialmente los tutsi, de los hutu que huyeron al Congo luego del genocidio en Ruanda en 1994.
Pero sus críticos afirman que está más interesado en el poder y acusan a sus fuerzas de violar los derechos humanos. Nkunda estaba protegido por decenas de milicianos fuertemente armados. Los rebeldes se desplazaron por la calle principal de Rutshuru en jeeps capturados a las fuerzas del gobierno.
Los milicianos se diseminaron por los costados del estadio, y cachearon a las aproximadamente 3.000 personas que ingresaron al lugar. Tras llegar en una camioneta blanca, Nkunda, llevando en una mano un bastón rematado con la cabeza de un águila, alzó sus delgados brazos y bailó con un grupo de niñas al ritmo de una melodía que era difundida a través de un altoparlante.
El jefe rebelde comenzó su discurso con las palabras: "Sé que hay personas a las que caemos bien, y otras a las que caemos mal. Pero deseo hablar´´.
Vestido con un uniforme militar, y luciendo anteojos, Nkunda convocó a la unidad entre los diferentes grupos étnicos del Congo, diciendo que el conflicto estaba destruyendo los esfuerzos para reconstruir el país. Comparó su movimiento con los colonizadores belgas, indicando que Dios envió a ambos "y nadie puede luchar contra la voluntad de Dios´´. Pero también dijo que "la voluntad de Dios es la paz, y yo deseo la paz´´.
Los combates entre el gobierno y los hombres de Nkunda se incrementaron durante agosto, causando una crisis humanitaria que ha desplazado a más de 250.000 personas y llevado a las Naciones Unidas a aprobar un incremento de 3.000 hombres en las fuerzas de paz en el país.
A fines de octubre, las fuerzas de Nkunda avanzaron al norte de Goma, 75 kilómetros (45 millas) al sur de aquí, obligando al ejercito del Congo a retirarse.
Los rebeldes dispusieron una tregua unilateral, pero siguen teniendo enfrentamientos esporádicos con el ejército y milicias oficialistas.
Durante su rápido asalto, los rebeldes tomaron el camino principal entre Goma y Rutshuru, al norte, y le permitieron a Nkunda unir su aislado bastión de Kitchanga con un área dominada por rebeldes al este, en una cadena volcánica que marca las fronteras con las vecinas Ruanda y Uganda.